viernes, 28 de febrero de 2014

Creer/conjeturar/suponer/sospechar/presumir/figurarse/fantasear…

Asumir es otra de las cosas que tiene jodidas al mundo y como nosotros, los humanos, hacemos parte del mismo y somos el único animal que lo hace, llevamos del bulto constantemente por eso.

Hoy, después de mucho tiempo, había quedado de verme con un gran amigo. Habíamos más o menos cuadrado la hora y el lugar. A eso de las 4 me escribió un mensaje contándome que se la había complicado el día y que tocaba cancelar el encuentro.

Lo primero que supuse es que había cuadrado plan con la novía y que me estaba sacando de taquito ¿Y eso qué? yo también preferiría verme con mi novía que con un amigo, es una de esas situaciones donde aplica totalmente la frase "Coca-Cola mata tinto".

Dicha idea igual solo sigue siendo un pensamiento mío ¿Cómo estar seguro de que de verdad no se le presentó algo en el trabajo y se le complico el día? es más, puede que ahorita mientras escribo estas líneas todavía esté trabajando en uno de esos chicharrones de Viernes que suelen ser tan especialmente particulares, usted sabe, esos que se presentan tan solo faltando un par de horas par concluir la jornada, mientras en la mañana casi no se tuvo que trabajar.

El punto es que nos la pasamos asumiendo cosas porque parece que nos fascina armar historias enredadas en nuestra cabeza y en varias ocasiones pensamos que están conspirando en contra nuestra.

Yo, por ejemplo, creo que soy la persona en el mundo que más interpretaciones le da a un simple "jaja" en un chat, pues me pongo a pensar si es una risa sincera, sarcástica, si se estan burlando de mí, y cuanta otra pendejada se me ocurra.

Recuerdo que en una ocasión una amiga me saludo por el chat de gmail y le respondí algo como "Hola, que cuentas?" y me respondió que porque le contestaba tan cortante. Le respondí que no era así y que no se creara videos extraños en su cabeza. Desde dicha ocasión, a toda mujer que me habla por chat, le respondo: "¿Hola mami que desea(s)?"... La tuteada equivale al grado de amistad o cariño que le tenga claro esta.

Tal vez es muy complicado que dejemos de suponer cosas que no tienen ningún sentido o razón de ser. Tal vez, cuando nos den esas crisis de mártir, todo funcionaría mejor si confrontaramos a las personas y les dijeramos que es lo que estamos sintiendo de acuerdo a sus palabras; así dejariamos tanta pendejada de lado.

jueves, 27 de febrero de 2014

Lolita

Hace unos días termine de leer esta novela, y pues se supone que es uno de los clásicos de la literatura, usted sabe, eso que algunos definen como lectura obligatoria (término tonto este, ya  que uno debe leer lo que lo entretenga y no lo que se considere obligatorio); el hecho fue que a la larga a mi no me gusto tanto como pensé que de pronto me podría llegar a gustar.  Tener expectativas es una de las cosas más jartas en la vida, en fin.

La principal razón de que no me haya gustado mucho la Novela de Nabokov es, en mi humilde opinión, que le falta ritmo.  En algunos capítulos las descripciones de cosas o eventos son interminables y dan pereza.

Por otro lado, está claro que el escritor era un erudito y que sabía hablar Alemán, Frances, Ingles, Latín a la perfección; pero si hay algo que me aburre cuando leo un libro, es que el autor ponga una frase en otro idioma y que no la traduzca en el idioma en que está escrita la obra.  Tal vez fue algo que hizo a propósito, tratando de crear ciertos sentimientos del lector hacia el personaje, pero pues nada que hacer eso me aburre y ya.  Lo que Humbert Humbert (El protagonista) prefería hablar era Francés, y ese idioma puede que sea muy lengua romance, estilizado o lo que sea, pero a mí me aburre, bueno cualquier cosa que no se entienda puede que aburra, pero más que eso me parece una lengua sonsa.

Algo que realmente admiro de la escritura de Nabokov para esta novela, es la forma en que presenta las escenas sexuales entre Humbert y Lolita. A pesar de lo "tabu" que puede llegar a ser el tema. En toda la obra no se encuentra ningun tipo de obscenidad.  Creo que la elegancia con la que se traten las escenas eróticas o sexuales sin llegar a ser burdas, es una característica de los buenos escritores.  También en ocasiones su escritura es supremamente lírica y eso también es agradable:


"Lolita, light of my life, fire of my loins.
My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the
tongue taking a trip of three steps down
down the palate to tap, at three, on the teeth. 
Lo. Lee. Ta."

Bueno y todo  a la larga  gira en torno a la obsesión de Humbert por  su nymphet (Dolores Haze)  Lolita.  Yo nunca me he fijado en una vieja mucho menor que yo, obviamente 12 años, la edad de lolita, me parece algo enfermo. Creo que Nabokov no quería centrar su obra en dicha aberración, sino que todo girara en torno  a la obsesión.  

De pronto alguna vez me he fijado en mujeres de 18 o un poco mayores, pero es algo que no pasa de una mera atracción  física momentánea; pues como se le comenté hace algún tiempo la teoría de la mitad más 7, considero supremamente importante que en una relación  ambas partes compartan una esfera de vida similar.  Si no en cierto momento, alguno de los dos se termina aburriendo; cosa que en determinado momento de la novela le ocurrió a Humbert.

Si ya se leyó esta novela, puede que comparta o no alguna de mis opiniones,  si no lo ha hecho, de verdad quiere leerla y le gustán los clásicos agarrela sin ningún tipo de prejuicio. 


 

miércoles, 26 de febrero de 2014

Hacer cosas

La palabra cosa es una sabrosura debido a esa particular facilidad que tiene para que sea utilizada como un sinónimo de cualquier cosa valga la pena la redundancia; por otro lado  ¿qué me dicen de esa frase sonsa y sin sentido alguno de "Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa?

Pero bueno a la larga no tenemos nada que hacer, desde que empieza nuestro día hacemos cosas: El desayuno, levantar a los hijos, lavarnos los dientes, pelear, tener sexo, quemarnos la lengua con el chocolate a punto de vapor sobrecalentado, etc. Es evidente que algunos empiezan a hacer cosas desde más temprano o que alcanzan a hacer una mayor cantidad de cosas a lo largo del día.  

Hcer cosas es algo relativo, podría decirse que patear piedritas por la calle es hacer una cosa y dependiendo del número de piedras que ud patee puede haber hecho muchas más cosas que un alto ejecutivo de cualquier empresa  ¿no?

El punto es que cada quien hace ciertas cosas porque le gusta, porque puede o porque le toca, y cada quién verá si le beneficia o no hacerlas,  o si las mismas lo encaminan hacia el éxito.  Paris Hilton, por ejemplo, puede dedicarse a patear piedritas toda su vida, mientras que uno no se puede dedicar a eso ni tampoco a "Tener cantidades exageradas de billete"  que me parece  la profesión más adecuada para ella.

Lo que no entiendo entonces es como salen esos artículos de "5 cosas que la gente exitosa hace antes de las 8 de la mañana". A la larga el éxito viene a ser algo completamente subjetivo, entonces me imagino que el éxito al que se refieren es a tener plata, un negocio propio,  un  emporio económico  o alguna vaina así.  

"El éxito es solo un almacén
y la Gloria unas galletas"

  ¿Qué es lo que intentan presentar entonces?  ¿una formula para el éxito? para quien crea en esas chorradas (excelentísima palabra esta), lamento decirle que eso no existe, pues cada quien tiene su tumbao personal para alcanzarlo.

Como siempre ocurre, esperamos que nos den todo mascadito y en forma de manual para así poder seguir un libreto y desempeñarnos de manera "exitosa". De pronto lo mejor es  hacer cosas por iniciativa propia.

martes, 25 de febrero de 2014

La Vecina

La vecina del apartamento de enfrente es extraña; bueno   ¿pero quién es uno para decir que es extraño y qué no?, entonces más bien cambiemos la definición a enigmática. Casi nunca se le ve; por mucho me la he cruzado dos veces desde que se pasó a vivir al edificio.  Hoy salí del apartamento y la puerta del suyo  se encontraba abierta. 

Alcancé a ver un sofa verde y unas cortinas pesadas.  La luz que le entraba al apartamento hacía que este se viera com una película de los 70's. Decidí que quería chismosear más y me fui hacia la derecha para mirar desde otro angulo  y lo que me encontré fue su mirada. 

Me parece que para ella fue obvio que estaba intentando husmear su morada; pero bueno eso no importa,  Eenfoquémonos en la vecina. Creo que debe tener unos 42 años y está soltera.  Era medio día y parecía que todavía tenía puesta una pijama o sudadera del mismo color del sofa, o de pronto el contraste de la luz y el color del sofa, que fue el único que pude distinguir de toda la escena, me llevó a pensar que la ropa que llevaba puesta era del mismo color.

Ella se me quedó mirando como preguntándome  ¿Qué buscas pequeño bribón?  Apenas su silueta entró en mi campo visual parecia como un fantasma.   ¿Qué diablos estaba haciendo ahí parada? Al rato mi pregunta fue resuelta. Su mercado, a domicilio, de Carulla había llegado.

Al parecer la vecina pasa la mayor parte de su tiempo encerrada en su apartamento  ¿A qué se dedica?  ¿En qué trabaja?  ¿Qué hace en sus ratos libres?, es de esas personas que hace galletitas y toma te en las tardes o tiene en la nevera un cadaver diseccionado?

 ¿Será que algún día tendré la oportunidad de intercambiar ¿ un par de palabras con ella en el ascensor?  ¿ que le preguntaría?   ¿que le puede uno preguntar a un posible asesino en serie?   ¿qué si las frutas y verduras a domicilio llegan o no frescas?

Todos somos un enigma para aquellas personas que no nos conocen.

lunes, 24 de febrero de 2014

Bala de Plata



Según tengo entendido, a un hombre lobo se le puede dar muerte clavándole  una bala de plata en el corazón; la verdad no le voy a esa literatura paranormal de: vampiros, hombres lobos, brujas, licántropos, etc. usted sabe, de pronto a una escritora se le ocurré decir que los vampiros brillan como diamantes a plena luz del sol, y entonces dicha información se estrella con toda la  que se tenía almacenada en la cabeza, la cual  afirma que los vampiros se pulverizan con la misma, en fin.


Volvamos al tema de la bala de plata, ya que no existen los hombres lobo, imagínela como esa oportunidad de oro que usted tiene en un determinado momento; como ese tiro de tres puntos en baloncesto que hará que su equipo gane el partido faltando menos de un segundo para que se acabe el mismo.


Esa bala de plata, acompañada de ese único disparo, se puede presentar en cualquier momento de nuestras vidas, y de uno depende que haga impacto o que simplemente se convierta en un tiro al aire.   

Suponga que usted se encuentra frente a un inversor o frente al presidente de la compañía donde usted siempre ha querido trabajar  ¿Qué le va a decir?  ¿Tiene lista su bala de plata (discurso) para que haga impacto o por lo menos roce a esa persona?  ¿Para así marcarlo y que lo tenga en cuenta en un futuro o le conceda una cita?


La bala de plata es la que abre el camino. Tenga en cuenta  que es solo una, y que no se necesita disparar cientos de ellas cual ametralladora.  Si esta hace impacto, y la clava en la cabeza y corazón de la persona, ya habrá tiempo suficiente de soltar toda su artillería.

jueves, 20 de febrero de 2014

Ayuda al pescado suicida

Todos en algún momento de la vida hemos ayudado a otra persona.  Las ayudas van desde prestar una tarea a alguien que por vago o por X o Y motivo no la hizo, hasta, por ejemplo, donar sangre para salvar una vida.  Recuerdo que una vez  doné plaquetas.  En dicha ocasión me conectaron una jerinja en un brazo, la sangre pasó por una máquina especial que extraía las plaquetas,  y me la volvían  a meter por el otro. Esa vez lo hice como si nada; en cambio una de las últimas veces que me tomaron una muestra de sangre, me desmaye, en fin.

La semana pasada mi hermana me contó que mientras caminaba por la orilla del mar, se encontró un pescado que brincaba en la arena, supondría uno, intentando volver a su medio.  Ella lo agarró con una mano y lo lanzó devuelta al mar.

 ¿Como saber que lo que quería el pescado era suicidarse? Es obvio que es una estupidez, no creo que los animales sean tan tontos como el hombre para acabar con su propia vida, el punto es  ¿como estar seguros de que siempre que queremos ayudar o ayudamos a alguien, en realidad lo estamos haciendo?

El problema con la ayuda, si  llega a existir alguno, es que nuestras creencias alrededor de dicho concepto, se basan en toda la información que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida y que consideramos que es justo o bueno para nosotros mismos.

Por ejemplo puede que en alguna cultura este bien visto que el hombre agarre a cachetadas a su esposa, y que entre más de estas le de, significa que más la quiere.  Si vieramos esto, muy seguramente intentariamos detener al hombre que le esta pegando a una mujer.  Pero tal vez si la mujer no permite que le peguen, es despreciada por la sociedad.

Entonces, a la larga,  parece ser que ayudar no es algo tan trivial.

viernes, 14 de febrero de 2014

Turno 70

Quería escribir y despotricar (otra buena palabra) sobre el San Valentín y lo ridículo que me parece que se intente celebrar acá; al igual que el Black Friday o el día de acción de gracias.  Lastimosamente somos una sociedad muy gringo-orientated. En fin, cada quien verá si le parece importante celebrarlo o no.

Esta semana hicé varias vueltas; las cuales casí siempre vienen acompañadas de filas y turnos.

Hace dos días fui a hacer una vuelta de la EPS y me tocó el turno número 70. Me dirigí hacía los cubículos donde atendían y la pantalla que indicaba los números de atención mostraba dos números; uno cercano al mío y otro entre 600 y 650. No entiendo para que hacen eso, pues  a mí eso, en particular, me genera cierta ansiedad, y siempre pienso que por algún motivo me voy a confundir o no me voy a dar cuenta del número en pantalla y voy a perder el turno; neurosis de esas que le dan a uno...

Mientras miraba la pantalla pensando eso, llego una viejita de esas que andan con una bolsa en la mano y se quedó mirando la pantalla, imagino que al igual que yo, planteandose preguntas similares a las mias “¿Por qué no dejan únicamente una serie de números y ya?."

Al verla confundida le dije, sin ser preguntado, que la pantalla mostraba dos números de atención. Me dio las gracias y se sentó cerca a mí puesto. El televisor estaba sintonizado en el noticiero y estaban mostrando una noticia sobre algún político. La viejita dijo en voz alta algo como “Vea esos políticos. ahí peleándose entre ellos, mientras los pobres siguen fregados”.

Yo solo asentí con la cabeza y solté un simple "si" para no ser descortés, porque me calló bien y  además que  me considero pésimo en temas de política.

Comenzaron las propagandas y en una de ellas apareció Amparo Grisales, a lo que la viejita dijo “A esa señora si que le han servido las cirugias, ¿no? Porque eso después de unos años la piel se vuelve un caucho. Le miré rápidamente la cara, la cual tenía completamente arrugada, y le sonreí nuevamente.Casí siempre trato de huirle a los conversadores casuales, pero en esta ocasión me pareció que la viejita tenía buen feeling.

Pasada la propaganda de Amparo Grisales, me preguntó “¿Usted es de la costa?”

“No señora de acá de Bogotá, ¿parezco de la costa?”

”Si, como de Barranquilla, Santamarta, Cartagena… o Sucre…yo soy de Sucre”

Ese toque sútil para mantener viva la conversación me pareció maravilloso.

“Y hace cuanto vive acá?”

Pues imagínese joven, tengo 78 y llegue a los 18 años, mejor dicho ayer” y se hechó a reir.

La pantalla mostró mi turno; me despedí y le desee un buen día.

Bien lo dijo Juan Esteban Constaín en su columna Divino Tesoro:


“Si tienen un viejo al lado, óiganlo y grábenlo. Piensen que ese
viejo fue un niño alguna vez. Sus recuerdos son el recuerdo del
mundo. Toda vejez encierra un cuento, decía Cicerón en su célebre diálogo.”

Pero uno, muchas veces, inmerso en esas fastidiosas ínfulas de modernidad, prefiere no escuchar las historias de los viejos y hacer caso omiso de sus sabios consejos.

jueves, 13 de febrero de 2014

La Intolerancia de Iguarán




Hace un par de días envíe una carta.  Hace mucho que no lo hacía.  Llegué a un Servientrega en el cual había dos mujeres atendiendo.  Delante de mi, en la fila, habían tres personas. Una de estas, la segunda, era un militar negro, alto, acuerpado y con mala cara; una de esas personas que es mejor no armarle pelea o que si se arma; lo mejor  es que el personaje pertenezca a su bando

Había otra fila que nadie hacia.  La verdad nunca supe para que era; casi siempre que llego a un sitio hago la fila que tenga más personas; pero eso no garantiza nada.  Cuando hice los trámites para sacar la cédula el año pasado, hice una fila  para al final enterarme de que no era la correcta.

Como le venía diciendo el soldado, de apellido Iguaran, esperaba impacientemente en la fila, golpeando  con su bota derecha el piso, tratando de llevar una especie de ritmo.

Mientras miraba el cuadro del momento, irrumpió, dando pequeños pasos, un viejito con boina y bastón y se úbico en la fila que nadie estaba haciendo, obviamente quedando de primero.

Iguaran con dotes de autoridad ridículos, no tuvo problema alguno en decirle: “La fila va ahí atrás” a lo que el viejito sabiamente respondió  de forma sarcástica “Tengo 84 años, soy inválido y creo que tengo prelación en el turno, algún problema mi comandante? Yo casi lo aplaudo.

Iguarán inmediatamente cayo en cuenta de su error y le respondió: “Si claro siga”.

Deberáin vender dosis de tolerancia, cada día, sin importar cual sea su estado, soportamos menos a las demás personas  y solo buscamos nuestro bienestar.