martes, 31 de marzo de 2015

Suficientemente Bueno


Ayer me vi Whiplash.  De un momento a otro me dio un arrebato, y fui sólo a verla. Se me metió en la cabeza que era el último día que iba a estar en cartelera, al  ya llevar varios días.  Además mi yo baterista me exigió que era un plan que debía disfrutar solo.

La película narra la historia de un joven baterista que entra a una prestigiosa escuela de música, donde se encuentra con un profesor muy riguroso, que emplea métodos poco convencionales para enseñar música, como hacerle llevar el tiempo y en el cuarto compás darle una cachetada, para luego preguntarle si se estaba adelante o atrás en el tiempo.  Siempre me ha fascinado, aunque sé muy poco, todos los aspectos técnicos de la música: notas, compases, tiempo, etc. 

 El profesor de la banda jazz finalmente es expulsado, y un tiempo después en una presentación en un bar, se vuelve a encontrar con el joven baterista.

Le cuenta que lo único que él quería con su método de enseñanza, era sacar lo mejor de cada alumno, y que no hay un combo más mortal de palabras que “Suficientemente bueno”, pues apenas las escuchamos dejamos de esforzarnos.

 Creo que lo que dice el personaje de la película, en parte es cierto.  Apenas nos dan esa palmadita de aprobación, y/o obtenemos cualquier tipo de reconocimiento social por lo que sea que hagamos, nos relajamos  al creer que alcanzamos una perfección que sólo es ficticia, mientras lo que deberíamos hacer es nunca dejar de aprender, porque lo más seguro es que en algún lugar del planeta, existe alguien que nos supera en ese arte el cual creemos dominar.
  
"More than enough is never too much"

lunes, 30 de marzo de 2015

Almuerzo en la cripta

El otro día me estaba tomando un café y en la mesa de enfrente se encontraba  un argentino y otro hombre.  Justo al frente del sitio donde nos encontrábamos hay una iglesia, la cual cuenta con varias restaurantes a su alrededor.

De repente el argentino le dijo al otro hombre "Yo no sé cómo la gente puede almorzar tranquila con ese cartel al lado".  Después de un rato y para que no se dieran cuenta que estaba espiando su conversación, me voltee disimuladamente y busqué con la mirada el cartel al que había hecho referencia el hombre.  Era uno que decía "CRIPTA".  Justo después de que lo había ubicado y estaba dando nuevamente media vuelta, el hombre dijo para concluir su punto "Yo no me siento ahí ni a bala"

 Me pareció una postura un poco exagerada, pues las mesas del restaurante no están adentro de la cripta, además como no vemos a los muertos (su esencia etérea, si es que existe)  ¿cómo saber si no nos acompañan todos los días, incluso en nuestros rituales más íntimos?

Más bien pienso que las criptas no deberían existir.  Nunca le he encontrado mucho sentido eso de ir a rezarle a unos huesos y polvo, pero no soy nadie para ir en contra de una tradición milenaria, y mucho menos para juzgar las creencias y gustos de otras personas.

Por otro lado, yo si he comido en ese restaurante, y nunca me había fijado en el cartel.  La próxima vez que lo haga estaré más alerta para ver si detecto algo paranormal, bien sea en mi plato o en el ambiente.




viernes, 27 de marzo de 2015

Para Viejitos


Ayer mientras esperaba a un amigo, me dediqué a perfeccionar el arte de escuchar conversaciones ajenas. En la mesa de atrás, un hombre y dos mujeres hablaban sobre música electrónica con una propiedad impresionante. El hombre con gafas negras y cachucha al estilo "tres pisos" les decía algo como: "y es que a uno no le dan la libertad de crear, quieren que uno solo haga música que vende". Me pareció que estaba exagerando, quizás para sonar interesante, pero es solo mi humilde apreciación que, como a veces ocurre, cae en una actitud juzgadora; además no me gusta y no sé nada sobre ese tipo de música como para reforzar mi primitivo punto de vista al respecto.

Un par de mesas a mí izquierda, se encontraban dos amigos charlando sobre fiestas, rumba y destinos en los cuales se pueda experimentar dicho ambiente. En un momento de su conversación, uno le dijo al otro "Santa Marta es un lugar sólo para viejitos que quieren ir a relajarse".

Me quedó sonando la frase porque el año pasado fui dos veces a Santa Marta ¿Me hace eso viejo? ¿Me hace viejo no querer descerebrarme a punta de trago? De pronto si, pero ¿Y es qué uno no puede envejecer?

En la universidad recuerdo que me ponía de mal genio o me sentía mal, si el viernes o sábado no hacía nada, que por lo general era irme a tomar algo. En un principio era dejar que el cerebro nadara en alcohol, pero el nivel de consumo se fue reduciendo considerablemente, hasta el punto en que tomarme más de tres cervezas me parece una exageración, y experimentar guayabo al día siguiente me aburre por completo.

En fin, creo que el significado que encierra la palabra viejo, es muy amplio como para simplemente ceñirlo a un déficit de planes de rumba y/o perdición.

jueves, 26 de marzo de 2015

Morir de viaje



Para nadie es un secreto, que todos los días tenemos un pie en el más allá y otro en el más acá y que vamos por ahí porcentualmente muertos, pero no es justo que algún malnacido se asegure de qué esa probabilidad se convierta en 1, sólo porque así lo dictan sus creencias y/o su retorcida cabeza.

Algunas veces, cuando monto en avión, se me pasan por la cabeza cualquier tipo de pensamientos trágicos, uno recurrente es que a un mecánico se le olvido apretar una tuerca (tendrán tuercas en algún lugar, me imagino), y que la pieza suelta va a generar una reacción  en cadena de fallas,  que finalmente harán que el avión se estrellé.

Algo en lo que realmente nunca había pensado (de ahora en adelante lo haré) es que al piloto le dé por estampar el avión contra una montaña.   ¿Por qué carajos tenía que suicidarse de esa manera?  ¿Por qué no mejor volarse los sesos y ya, si tantas ganas tenía de dejar de vivir? ¿Qué diablos le pasa a nuestra raza?

Parece que no tenemos solución, y solo nos queda esperar la III Guerra mundial, un par de bombas aquí y allá,  para así dar paso a la siguiente raza dominante, que de seguro serán las cucarachas, las cuales indiscutiblemente realizarán un  papel mucho mejor que el de la raza humana.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Pilatos

Suelo creerme superior, y pienso que muchas estrategias publicitarias y de mercadeo nunca me impactarán.  lo más probable es que si lo hacen, y de manera inconsciente baso mis decisiones de compra en el frecuente bombardeo de información que recibimos día a día de los diferentes medios.

Pilatos es una palabra que indiscutiblemente hace que le asocie el nombre Poncio, que también me suena a Celio; usted sabe, asociaciones que dispara la cabeza y que a primera vista no parecen no significar nada. 

Ayer me llegó un mensaje al celular en el cual  la tienda que lleva ese apellido como nombre (Siempre me confundirán esos apellidos-nombre cómo "Alfonso", por ejemplo), me dice lo siguiente:


"JUAN (No se por qué  ponen mi primer nombre todo en mayúsculas), transmite el verdadero estilo de PILATOS".  Después de esto, me dicen que aproveche un descuento en toda la categoría de camisetas bla bla bla...


Que yo recuerde, nunca he comprado nada en esa tienda; parece entonces que enviaran mensajes a números de celular que seleccionan aleatoriamente.  Conmigo la verdad, creo que en esta ocasión pierden su tiempo. Además, por más descuentos y promociones que estén ofreciendo ¿Quién será aquel  valiente que, en estos tiempos, quiera transmitir el verdadero estilo PILATOS?.  

martes, 24 de marzo de 2015

Evento decisivo

¿Cómo saber el momento  exacto en que un  evento, situación o persona va a lograr darle un inesperado y completo nuevo rumbo a nuestras vidas? Eso me parece fascinante, es decir, "saber" que estamos conectados de maneras extrañas  y que el resultado de nuestros actos, a veces  depende poco o nada de nuestras propias acciones.

En estos días vi una entrevista que le hicieron a Geoffrey Arnold Beck (Jeff Beck) uno de los más grandes guitarristas de la historia del Rock.  Me cuesta creer cómo en un momento Beck hizo parte de un grupo que también contó con Page y Clapton.

En un momento de la entrevista, el anfitrión del programa le preguntó que cual había sido el evento más decisivo de su vida.  Beck contó que una vez, en una hora de almuerzo, aprovechó y entró a una tienda de discos y un hombre se le acercó, le entrego una tarjeta y le dijo que lo llamara si quería tocar en su banda.

El grupo de aquel hombre no era de rock sino de música de salón, pero fue el comienzo de su brillante carrera musical.

Nunca sabemos en que tipo de "empaque" vendrán las oportunidades. Entonces  en vez de tratar de identificarlas, debemos más bien agarrar la mayor cantidad posible, y siempre estar más abiertos a todo.  Aventurarnos en  esas extrañas tierras  no detalladas en el mapa de nuestra Zona de confort.


lunes, 23 de marzo de 2015

Beatriz


En estos días, un pasaje de una novela me hizo acordar de una profesora que tuve en tercero de primaria que se llamaba Beatriz.  Ella era alta (debía medir más de 1.70), tenía varias canas y una voz chillona.  

Beatriz tenía una forma muy particular de llamar la atención del curso, cuando este se encontraba inmerso en un desorden completo.  De un momento a otro, al agotar sus recursos pedagógicos, agarraba una regla de metal entre sus dedos y la golpeaba contra el escritorio como si estuviera picando una cebolla a toda velocidad.

El ruido que lograba hacer con ese acto era ensordecedor y sumado con su voz chillona, era casi un combo mortal.  Ella también parecía estar siempre con el pecho congestionado.  Una imagen que desearía no tener grabada en mi memoria es que, en ocasiones, cuando tenía mucha tos, no le importaba realizar ese ruido gutural, que casi parece de ultratumba, para luego escupir en la caneca del salón.
 Beatriz también vivía quejándose de sus venas varices, pero a pesar de eso no recuerdo haberla visto nunca con zapatos planos; siempre vestía de sastre y tacones. 
En mi colegio la cancha de fútbol más cercana a los salones de primaria, era de cemento, y tenía, como  cualquier cancha de fútbol de colegio,  la capacidad de soportar más de tres partidos al mismo tiempo.

Un día Betriz tuvo la mala idea de caminar en medio de la cancha en pleno recreo.  Alguien, en medio de ese desorden era imposible identificar al agresor, le metió un tradicional taponazo a un balón mientras ella iba pasando, el cual deafortunadamente hizo  impacto en una de sus pantorillas.

Todavía recuerdo los gritos de dolor de Beatriz, quién quedó tendida en el suelo.  Creo que al rato, como niños, le restamos importancia al episodio y continuamos jugando.