lunes, 31 de octubre de 2016

"Amigos"

Hago fila para entrar a un bar y llevo puesto un gorro rastafari.  Los dreadlocks más bien parecen trenzas mal hechas aunque no importa, hace años es mi disfraz comodín para estas ocasiones. Espero a una espantapájaros y una pareja disfrazada de caja de nerds.  

Decido abandonar la fila y le pregunto a un hombre, sin disfraz, dónde compró el tinto que tiene entre sus manos.  "En la bomba" responde.  Camino hacia el sitio para comprarme un capuchino y me cruzo con un hombre con dreadlocks reales.  ¿De qué le gustará disfrazarse? Va con su novia y un grupo de amigos y llevan puestos shorts y camisas ligeras, "Que frío tan berraco, tal vez buscan una playa" pienso. 

Compro mi bebida caliente y me devuelvo a hacer fila. Al poco tiempo llegan un hombre y una mujer; continúan una conversación que, imagino, comenzó en el taxi que los trajo.  No están disfrazados o, por lo menos, eso parece.  Hablan sobre anécdotas en las que ambos participaron o  tienen conocimiento.

Se tratan de "usted" y "marica".  Los observo disimuladamente por un rato, hasta que un hombre, bajo el efecto de quién sabe que sustancia,  se pone a alegar con un ser imaginario que solo él ve.  Lo insulta repetidas veces, siempre con la misma frase:  "Lo voy a mandar a pelar hijueputa".  

Retorno mi atención a la pareja, siguen hablando y riendo. Parece que miden cada frase que enuncian al igual que sus gestos.  Quizás desde hace tiempo se gustan y ninguno quiere dar ese primer paso  para dejar en evidencia sus sentimientos.  

Quieren continuar con el apacible y cómodo  título de "amigos".

jueves, 27 de octubre de 2016

El arte de Orar

Una mujer lleva puesta una sudadera gris.  Está arrodillada, con los ojos cerrados y con las manos, una cubre a la otra, recogidas sobre su pecho. Es difícil notarlo pero mueve sus labios casi de manera imperceptible. Su expresión refleja mucha devoción.  "Debe estar orando" pienso.  

No sé cuál es su credo ni en que Dios cree,  si práctica alguna religión o simplemente ora porque es una actividad que la tranquiliza.  De pronto no dirige su oración a nadie en particular, sino que repite un mantra personal que la tranquiliza; una pequeña estrofa que su madre le enseño cuando era pequeña.

Orar no es extraño.  Lo curioso es que son las 7:20 de la mañana y la mujer se encuentra arrodillada en el anden occidental de la carrera séptima con calle 64.  Una maleta negra descansa a su lado.  Las personas caminan de afán y pasan por su lado, como si ella fuera una estatua.  Parece que hace solo un rato hacia exactamente lo mismo, pero de un momento a otro frenó, dejó caer la maleta al piso y comenzó a orar.

"¿Será un performance de ARTBO?" me preguntó mientras la miro fijamente.  En el momento que pienso dejar de hacerlo la mujer abre los ojos.  En un movimiento decidido agarra la maleta con una mano, se pone pie  y continúa su camino hacia el norte.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Simulacro

Estás dormido.  Algo te saca de tu sueño, no sabes qué.  Nos cuesta entender qué ocurre mientras transitamos el extraño camino hacia la vigilia, lleno de pensamientos brumosos que parecen no tener sentido ni forma.

¿Fue la alarma? te preguntas. Miras el reloj, y este te observa estático, con su hora,  que  parece liquida, de color rojo:  3:20 a.m.  Caes en cuenta que no suena, que mantiene su propiedad  de objeto inerte en todo sentido y también que algo se mueve,  no solo algo, todo.  El mundo entero se sacude.  Tu mente sale del aturdimiento y te regala una palabra enmarcada en un aviso de neón imaginario : !Terremoto!.

Te levantas, piensas en ese kit de emergencia con un silbato, una botella de agua y una linterna, que no tienes y en ese punto de encuentro que tú familia nunca definió. Rápido,  tú mente descarta esos pensamientos.  Te pones encima lo primero que encuentras y sales del apartamento.  Ahora eres Usain Bolt y bajas las escaleras a grandes trancos. En el quinto piso frenas.  Una mujer camina lento, delante tuyo, con sus tres hijos.  Ocupan todo el espacio.  Por fin ves un hueco por el cual meterte para continuar tu carrera.  Al pasar empujas a la mujer, que cae al suelo.

Sigues de largo, tu instinto de supervivencia ha borrado toda tu humanidad. Ya en la calle, jadeando, recuerdas como, en el último simulacro en el que participaste,  evacuabas el edificio  tranquilamente, sin atropellar a nadie, mientras hacías bromas con tus compañeros de oficina. 

martes, 25 de octubre de 2016

Incógnitas

Hoy leí una publicación que compartió una mujer.  Una serie de imágenes con frases que, se supone, evidencian pura sabiduría.  La superioridad moral que cargaba la primera, evitó que leyera el resto; esta decía: "Toma de tres a cuatro años conocer a una persona por completo.  Las parejas que esperan este tiempo, antes de casarse, tienes menos probabilidad de divorciarse".

¿Cómo le quedó el ojo estimado lector? Me aburren estas píldoras de sabiduría que pretenden enunciar verdades, pues a la larga estas no existen, es decir, cada uno lleva y cree en su verdad, que es como un carnet: única y a veces intransferible, como se le de la gana. Que pena aquellos que siguen al pie de la letra este tipo de frases.

Creo que nadie llega a conocer por completo a otra persona, sin importar cual sea su tipo de relación: pareja, amigo, familiar, etc.  Todos llevamos un lado oscuro o ciertos aspectos de nuestras vidas en la penumbra, y es ahí donde se deben quedar.  Probablemente no sabemos cuales son y nunca los descubriremos, pero en caso contrario es mejor dejarlos ahí, quietos sin que sean perturbados.

Al momento de ser, ser alguien, qué se yo, un humano con identidad, más bien somos incógnitas andantes.  Jugamos a tener todo claro y definido, tarea en la que fracasamos rotundamente. Es probable que incluso nosotros mismos nunca  lleguemos a conocernos por completo.

"¿Es posible para un humano lograr entender perfectamente a otro?
Podemos invertir enormes cantidades de tiempo y energía para conocer a otra persona, 
pero al final  ¿qué tan cerca estamos de conocer la esencia de esa persona?
Nos convencemos a nosotros mismos que conocemos a la otra persona bien, pero  ¿en verdad sabemos algo sobre alguien?
- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo -

" Lo cierto es que los dos tenían una región secreta a la que el otro no podía acceder, 
pero se trataba de un lugar sin geografía, de un país sin territorio, incluso sin una lengua propia, sin constitución, sin historia.
- No mires debajo de la cama -

lunes, 24 de octubre de 2016

Balas y opiniones

Vuelve y juega, no sé me ocurre sobre qué escribir.  Acabo de borrar tres párrafos de un post no post que titulé "Colores", pero leí lo que había escrito, me pareció sonso y lo borré. Después iba a comenzar a escribir otro titulado "Experiencia de vida", pues hace poco alguien publicó algo así: "El inserte el suceso de su preferencia, fue toda una experiencia de vida". En ese otro escrito quería evidenciar el sinsentido de esa frase, pero he ahí el problema, estaba disparando una opinión, y las opiniones, igual que las balas, así no lo queramos, suelen herir.

La mayoría de escritos que uno se encuentra, incluido este, son opiniones, pues son lo más fácil, es decir, no hay necesidad ninguna de involucrarnos sentimentalmente con ellas, sino solo soltarlas y evitar ser salpicados por el desastre que puedan crear,

Creo entonces que hay dos tipos de opiniones: opiniones de salva y opiniones reales.  Las primeras son aquellas que no intentan juzgar, sino únicamente exponer un punto de vista, es decir no pretenden crear camorra (Excelente palabra esta).  El problema con estas es que su calibre no depende de nosotros, sino de quien las recibe, que puede resultar herido aún asi no lo queramos.

Las otras son las opiniones reales, con las que emitimos cualquier tipo de dictamen que creemos como última verdad y que suele estar completamente nublado por nuestro deficiente punto de vista.  Estas las disparamos únicamente con el fin de hacer daño y molestar a los demás; queremos que caigan en cuenta de su "error" y que aplaudan nuestra brillantez. 

Por eso lo que debemos hacer es contar la verdad, o más bien, lo que consideramos verdad disfrazándola con las vestiduras de una historia, que permite a las personas quedarse con el mensaje que consideren importante y relacionarlo con sus vidas de la manera que crean conveniente.

viernes, 21 de octubre de 2016

"Buenas"

Hace unos días tomé el ascensor en mi edificio. Cuando llegó a mi piso, una mujer abrió la puerta pensando que ya había llegado al primero. Era rubia, tenía el pelo largo y ondulado, aparte de unas  facciones finísimas. Me pareció muy bonita.

Alcanzó a salir del ascensor y dio unos pasos, hasta que cayó en cuenta que no era el primer piso, me sonrió y se volvió a meter. Fueron solo unos cuantos segundos, en los que me quedé mirándola como bobo.  

Es probable que haya imaginado una cita con ella, incluso un viaje y que me haya hecho la pregunta ¿y si es mi alma gemela? (la velocidad del cerebro para crear fantasías es increíble). Ya adentro del ascensor, el único rompe-hielo que se me ocurrió utilizar para mi media naranja, esa persona tan difícil de encontrar, fue un seco y sonoro “buenas”. 

“Buenas” es la palabra perfecta para saludar en la tienda de barrio; para esperar a que a uno le respondan: “buenos días vecino, ¿qué se le ofrece?”, pero creo que no lo es para abordar a una mujer que no se conoce, mucho menos si es el alma gemela. 

Pero ¿cómo saberlo? Tal vez "buenas" si es el mejor saludo para interactuar con una desconocida pues, ¿qué me hace pensar que esos exfuturos, como diría Faciolince, con los que uno se cruza frecuentemente, están a la espera de un coqueteo en cada interacción que tienen a lo largo del día, desde el tendero de la tienda de barrio hasta un tipo X que se la encuentra en un ascensor?

Luego de nuestro repentino encuentro, la mujer se miró al espejo para arreglarse el pelo, bajo mi atenta y, tal vez, fastidiosa mirada. Mi cabeza trabajo a mil por hora, buscando una frase para complementar el "buenas", pero no sirvió de nada; fue como si el uso de esa palabra hubiera abrasado toda mi capacidad cognitiva.

jueves, 20 de octubre de 2016

Cinco Claveles

"Choque esos cinco claveles juancho".  Así me decía Gonzalo, el esposo de la mejor amiga de mi mama, cuando yo era pequeño. Casi siempre lo veía cuando se reunían a jugar cartas.  Él era alto, flaco, tenía poco pelo y utilizaba gafas  Era de una región de Antioquia y tenía un arsenal de dichos agradables.

"Media pal bobo" era otra de sus frase favoritas, que utilizaba cuando ganaba un juego o estaba a punto de perder y el destino le regalaba un Joker.  Otra era "Me desbajo" con la que intentaba recoger el juego de la mesa, una vez había bajado las figuras y se daba cuenta que había cometido un error.

Las frases siempre eran las mismas, pero era una de esas personas que no hay forma de que caigan mal y oirlo hablar siempre era agradable.  En ese entonces yo debía tener unos cinco años; el llegaba y me saludaba con una gran sonrisa acompañada de un " ¿Qué más juancho? choque esos cinco claveles".  Recuerdo que me hacia sentir importante y que me daba mucho gusto chocar las manos con el.

A Gonzalo se lo llevó un cáncer.  Desde entonces es difícil encontrarme  un saludo cargado de tanta energía.  

miércoles, 19 de octubre de 2016

Las cosas pasan por algo

La palabra "cosa" es peligrosa.  Peligrosa porque es todo y nada a la vez.  A todo le podemos llamar "cosa", incluso la nada viene a ser una cosa. Una de las definiciones que da la Rae, evidencia lo ambiguo que es su significado: "Lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, concreta,abstracta o virtual."  Nada se le escapa.  Todo en nuestras vidas es, si me permite decirlo estimado lector, una cuestion de coseidad.

Alguien me pregunto hoy que si creo en ese bálsamo motivacional de: "Las cosas pasan por algo".  La  frase de entrada evidencia un problema, es una cosa, entonces puede ser lo que se le de la gana, pero es tan perfecta como la palabra vieleicht (Tal vez) para un primerizo en el idioma alemán.

Una vez, en un curso de ese idioma, la salida más fácil a cualquier tipo de pregunta que a uno le hicieran y que no entendia, era responder con esa palabra, claro está cuando la pregunta aplica, es decir, no hay forma de responder eso cuando a uno le preguntan:  "¿cuantos años tiene?", por ejemplo.

A Cualquier evento, situación, cosa que le pase a uno, y si uno pregunta  ¿por qué me paso eso?, que nos respondan: "Las cosas pasan por algo", aplica completamente, independiente si  se experimentó una tragedia o algo bueno; pero es tan peligrosa como la palabra "cosa", pues anestesia, es decir, permite que la vida nos lleve a punta de trancazos, pues  ¿qué importa lo que sea que nos pase,si las cosas pasan por algo?.

Una vez le leí a Millás una de las mejores opiniones que me he encontrado sobre la frase: "Claro que las cosas pasan por algo, algo que uno hizo o dejó de hacer".  

Está claro que las cosas pasan por algo; el truco, creo yo, está en no obsesionarnos con ese algo, que probablemente hace parte del otro lado.

martes, 18 de octubre de 2016

Cortar pelo

Camila es la mujer que me corta el pelo desde hace más de una decada.  Hoy fui a la peluquería y la agarré justo en el momento en que se ponía el  bolso en su hombro para irse a su casa.  Lo soltó me saludo y me hizo seguir a su lugar de trabajo.

Después del saludo y frases banales para dar inicio a una conversación, le pregunté de que se iba a disfrazar, pues todas las peluqueras en su lugar de trabajo hacen un concurso de disfraces y los clientes votan por el mejor.  Al final del día la persona con más votos se lleva un premio en dinero.  "De Xena, la princesa guerrera" me contesto con entusiasmo.

Sonreí y le pregunté que cómo estaban sus hijos.  Me contó que su hija, que sufre de depresión, seguía en la casa, pero que estaba estable y que su hijo estaba muy clavado en su primer semestre de Ingeniería de sistemas.  Noté un poco de tristeza en su voz, así que decidí cambiar el tema de nuevo.  Le pregunté si iba a salir de vacaciones este año.  

Me dijo que no, que este año le ha tocado duro y no ha podido ahorrar casi nada de dinero, que como ahora esta sola en la casa, su esposo se fue con otra, le ha tocado muy difícil.  "El sabe que tiene que darle plata a mi hijo para su transporte entre semana,pero  ¿tú crees que lo hace? me lanzó la pregunta mientras nuestras miradas se encontraban en el espejo.   "¿no? "le pregunté y confirmo mi respuesta en silencio. "Ya estoy cansada de decirle.  Mi hijo también debería decirle, pero sé que eso también lo afecta a él, y debe pensar que no debería andar detrás de su papá pidiéndole dinero."

Me parece que Camila es una buena mujer y que la vida la debería tratar mejor.  Pero está claro que la buena fortuna no es proporcional a lo buena persona que podamos ser. 

¿Qué tanta vida nos quitan las angustias?  ¿fulminan estas las energías que nos dan nuestros aciertos y los momentos de felicidad que, a veces, parecen escacear?

lunes, 17 de octubre de 2016

Planos

La escritura libre, o free writing es  un ejercicio en el que uno se sienta a escribir durante un periodo de tiempo determinado, sin tener en cuenta la redacción, ortografía o tema; bien podría llamársele: escribir a la maldita sea.  Dicen, los que saben sobre el tema, que el material crudo que se produce es valioso y puede ser utilizado a futuro. Esa tal vez, es una de mis restricciones con la escritura, es decir, que suelo tender a una cronología fija de antes y después.  

Escribo sobre free writing, estimado lector, porque me dieron ganas de escribir algo antes de irme a acostar y después de mirar la pantalla por un par de minutos, ese fue el juego de palabras que me llego a la cabeza  ¿de dónde? imposible saberlo.  A veces me gusta pensar que las ideas no se nos ocurren, no somos dueños de ellas, sino que están en un plano o dimensión paralela, una especie de embudo que va filtrando una por una y se la va asignando a cada uno de los mas de 7000 millones de humanos en el planeta, ya sé lo que piensa, una cifra aterradora,  ¿cierto?.

Una vez en una clase,  el escritor Juan Manuel Silva nos contó que a veces se pueden escribir escenas de diferentes segmentos de una novela. Imagine usted entonces que la primera escena que escribe de su historia es el clímax, aquel punto donde se produce un cambio absoluto e irreversible en ella.

Tal vez el dominio de esa técnica se da  cuando los personajes le comienzan a hablar a uno, algo que suena un poco loco, pero que he escuchado un par de veces.  Aquel momento donde parece que la historia no proviene de nosotros sino que ya está contenida en algún lugar; otro plano similar al de las ideas, pero más exclusivo, al que, por una misteriosa razón, algunos, unos con mayor éxito que otros, logran acceder.

Esto del free writing es peligroso.  Ahora se me vienen a la cabeza muchas ideas que guardan algún tipo de relación con lo que he escrito, pero debo dormir, ingresar en ese plano onírico que podría ser la intersección dell plano de las ideas con el de las historias, de ahí los sueños me imagino.   

domingo, 16 de octubre de 2016

Madurar

Marcela tiene 34 años.  La conozco hace bastante y es una amiga lejana, si es que el termino existe. Eso quiere decir que rara vez la veo, casi siempre en reuniones con varios amigos en común.  Aunque su actitud y forma de ver la vida es muy diferente a la mía, es sólo mi percepción, me cae bien.

Está soltera y, atreviéndome a dar un análisis de sus comentarios, de acuerdo a las  pocas conversaciones que hemos sostenido en lo que llevamos de amistad , le importa muy poco lo que el resto de personas piensen sobre ella; una actitud que todos deberíamos adoptar frente a la sociedad y vida, en general.

Cuentan, venenosos rumores, que le dio muy duro el haber terminado su última relación y que eso la dejó desubicada, pero respóndame estimado lector, acompañados o solos ¿quién no lo esta?. Quizás esa es la razón para que se embriague, con regularidad, los fines de semana, algo que me aventuro a decir sin bases sólidas. 

Me enteré que hace un tiempo alguien le dijo a Marcela que madurara; un mandato más bien ambiguo pues es como si le dijeran a uno: "sea feliz" o algo por el estilo.  Mandar a alguien a que madure es complicado, pues nadie a ciencia cierta, sabe qué significa eso o mejor aún cómo hacerlo.  Supongamos que Marcela debe, desde hoy, comenzar a madurar  ¿qué debe hacer?  Lo más lógico, tal vez, es que envejezca, pero pues es un proceso que toma años y tampoco sabemos, con exactitud, a que edad nos podemos dar el título de "maduros".

 ¿Será entonces que Marcela debe sentar cabeza, organizarse o tratar de seguir de cerca alguno de esos conceptos tan clavados en el imaginario colectivo?  La verdad no lo sé.  Más que hacer lo que se le de la gana, Marcela debe apostarle a hacer lo que crea conveniente para su vida.  

Si eso nos molesta, sacude nuestros principios, enerva, desetabiliza, frunce, emputa, etc. son líos mentales nuestros y no de ella, bien lo dijo aquel otro gran escritor que también podría ganarse un nobel en cualquier momento: "Live and let Die".

sábado, 15 de octubre de 2016

Recomendar libros

En el colegio, en primaria, ya no recuerdo en qué grado, teníamos una clase de biblioteca, es decir, nos llevaban a ese lugar y nos dejaban escoger lo que quisiéramos para leer. No creo haber seleccionado una gran novela u obra de literatura en ese entonces, de pronto,  lo único que le hacia falta a tanta libertad literaria era  que alguien nos recomendara qué leer.

Una vez me encontré un libro pequeño, que contaba la historia de un niño que iba al colegio.  No sé por qué pero me engancho mucho, me imagino que como muchas otras veces me sentí identificado con la historia y su protagonista.  Después de terminarlo, lo releí un par de veces.  Otro día, en la misma clase, me di cuenta que Juan Miguel, un compañero, buscaba en los ficheros con ansias;  Le pregunté qué y me dijo que no sabia, que quería leer algo chévere pero no encontraba nada. Le recomendé el libro que me había leído y cuando lo terminó me contó que le había gustado mucho.

A mi, en cambio, me ha ido mal con las recomendaciones de libros que me han hecho.  Una vez, en una librería independiente, esas con ínfulas de no comercial, uno de los libreros me recomendó un libro.  Era una novela histórica sobre una operación de la segunda guerra mundial. No soy fan de ese tipo de literatura, pero él me aseguró que era lo mejor que había leído en el año y que no tenía pierde, así que decidí darle una oportunidad.  Casi no logro terminarlo.

Ese mismo día cuando iba a pagar en la caja, un viejo con un bastón preguntaba si conocían alguna novela con una historia acerca de la guerra de los balcanes.  No pude evitar meter la cucharada en la conversación para recomendarle "El Chelista de Sarajevo".  El señor me contó que quería leer algo relacionado con ese suceso, pues había hecho un viaje a Bosnia con su esposa  el año pasado.  Ojalá le haya gustado mi recomendación.

Recomendar libros, o cualquier cosa, es muy difícil, pues solemos recomendar lo que nos ha gustado, eso que nos impactó, nos marcó por alguna razón especial, y para el caso de los libros tal vez es una tarea sin sentido, pues como dice la frase de Edmund Wilson: "No hay dos personas que hayan leído el mismo libro". A cada quién dependiendo de su experiencia, recuerdos, estado de ánimo, etc. una historia lo afecta completamente diferente que a otra persona.

Tal vez las recomendaciones funcionarían si lográramos ponernos en los zapatos del otro para intentar averiguar que siente, preguntarse  ¿si yo fuera esa persona que me  pide la recomendación, qué tipo de libro es el que busco y por qué?.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Los libros nos llaman

Hoy leí un ensayo de Malcom Gladwell llamado "Maduración tardía", que habla sobre la tendencia que tenemos de creer que  los los genios y sus grandes obras , de cualquier tipo, están ligadas a la precocidad.  Gladwell expone casos de personas que prueban lo contrario, de ahí el título de su ensayo, como el escritor Ben Fountain, que dejó su carrera como abogado para dedicarse de lleno a la escritura y encontró el "éxito" que buscaba después de 18 años de embarcarse en su nueva profesión. 

En una de las intersecciones del ensayo, a medida que toca ideas que al parecer no tienen nada que ver con las que ha mencionado previamente, Gladwell habla sobre  Jonathan Safran Fouer, el escritor de la novela "Todo está iluminado", quien a los 19 años, luego de una visita a un pueblo ucraniano escribe 300 páginas que vendrían a ser el esbozo de esa obra. 

Anoté el nombre de la novela porque me llamo la atención y más tarde, en una reunión, me puse a hablar con un amigo.  Mientras tocábamos un tema y otro sin mucho orden, por alguna razón me contó que su escritor favorito es Paul Auster y que su libro favorito es la trilogía de Nueva York.  

Después de eso nuestra conversación se volcó hacia otros temas hasta que me mencionó la novela de Fouer, lo que me pareció una extraña coincidencia.  A veces los libros nos llaman. 

martes, 11 de octubre de 2016

Lento

Así se llama un cuento que leí ayer.  Lo escribió un estudiante con discapacidad cognitiva.  Es un texto muy corto pero bello, no porque esté perfectamente escrito, no lo está, sino porque está cargado de significado.

Lo qiue más me impacto es que, al parecer, su autor es el protagonista del cuento.  El segundo es lento pues no se mueve igual que el resto de personas.  Quizás el estudiante escribió el cuento siendo consciente de que el era el protagonista y simplemente es una herramienta que utilizó para lograr una mayor conexión emocional con el lector.

En la primera página el narrador está describiendo al personaje y de repente en la narración se cuela un "de mis padres".  Al final el protagonista, a pesar de su discapacidad, logra hacer parte de  un equipo de fútbol y es aceptado por los demás.

El mensaje acerca de la importancia de la inclusión y no discriminación que deja el breve texto es maravilloso.  

Siempre he creído que la palabra discapacitado excluye y juzga.  Nadie está exento de ser lento, más bien todos los somos a nuestra manera.

lunes, 10 de octubre de 2016

Indignación

Fin de semana.  Estoy en un centro comercial que no conozco.  Es la hora de almuerzo.  Casi no tengo hambre pero en un impulso rutinario, estamos llenos de ellos, decido comer algo.  No tengo idea donde queda la plazoleta de comidas. Después de comprar un regalo, me subo a una escalera eléctrica que no sé adonde me va a llevar.  Me sorprendo cuando aterrizo justo en la plazoleta de comidas. Sonrío, bien lo dijo Gandalf: "No todos los que deambulan andan perdidos".

Pido una hamburguesa y me dan la factura y el localizador.  Arrugo la tira de papel, la arrugo y meto en un bolsillo, mientras  juego con el disco de luces. Son las 12 pasadas y  hay muchas mesas desocupadas.  Me siento a esperar que el disco vibre.  Trato de ponerle atención a las conversaciones a mi alrededor, pero la cacofonía del lugar: mensajes indescifrables que salen de  parlantes, ruido de cubiertos, voces, música, bebes llorando, risas, etc. no me lo permiten. En una de las mesas más cercanas, un papá se empeña en explicarle a sus hijos, que lucen totalmente distraídos, el diseño del techo del centro comercial.  Los entiendo, a pesar de su entusiasmo, es un tema muy aburridor. 

La vibración del disco frena mi tren de pensamiento.  Me paro de la mesa y mentalmente le echo la madre a esa persona, imaginaria, que me la va a quitar mientras voy por el pedido.  Camino rápido pero nada pasa.  Recupero la mesa.  Por eso la persona que se ganó mi insulto era imaginaria. Si era hombre se llamaba Carlos y si era mujer Carlota.  Tal vez algún día escriba algo sobre ellos. 

Al rato después de sentarme,  todas las mesas se ocupan rápidamente. Termino mi hamburguesa y me tomo la gaseosa lentamente, para que nadie se moleste en pedirme la mesa.  Una mujer  revolotea a mi alrededor y finalmente me pregunta que si se puede sentar  conmigo, dado que estoy solo y ella también lo esta, asegura.  Tal vez se llama Carlota, pero no le pregunto nada.  Al inicio de nuestro escueto intercambio de palabras, le sonrió por mera cordialidad  y luego me sumerjo en mi celular.  

En los minutos siguientes comienzo a sentir rabia contra ella.  Finalmente decido irme, me despido y le deseo un buen día (soberbio hipócrita).   ¿Cómo es posible que no me haya ofrecido ni una mísera papa?

viernes, 7 de octubre de 2016

La última voluntad

La abuela de Carolina murió hace un año.  Hace poco me contó que fue un episodio muy fuerte para ella y toda su familia. El tiempo que duro en la clinica, sufrió 5 infartos antes de fallecer

Un viernes, el hermano de Carolina estaba de cumpleaños y ellos la estaban acompañando en la habitación.  A la hora del almuerzo Carolina dijo que iba a salir a comprar el almuerzo para llevarlo a la habitación y no dejarla sola.

Su abuela le dijo que bueno, pero que tomara plata suya para comprarlo.  Carolina le dijo No, tranquila, que ella lo iba a gastar. Su abuela la miro fijamente y en un tono serio pero también cargado de ternura le dijo: "¡ No Carolina!, es mi voluntad".

En ese momento Carolina sintió que con el sencillo acto de comprar el almuerzo para compartir con sus nietos,  su abuela se quería despedir.  A los dos días murió.

Hace poco, en un cuento, leí que las personas en su lecho de muerte, al saber que están en las últimas pueden decidir en que momento soltar la vida.  Es probable que la abuela de Carolina hubiera decidido hacerlo, no sin antes darle un último regalo a su nieto preferido. 

jueves, 6 de octubre de 2016

Papelito

Espero a que me atiendan en una entidad bancaria.  El lugar se encuentra desocupado, pero por alguna razón no me llaman.  Volteo a mirar el asiento a mi derecha y veo un papelito diminuto doblado una y otra vez sobre si mismo.  pienso en un acordeón. 

El lugar experimenta una extraña paz, parece desolado.  Agarro el papelito y juego  con el, en mis manos, por un rato.  Se nota que la persona que lo manipulo realizó los dobleces con esmero.  ¿Qué mensaje lleva?  ¿Por qué lo doblaron tanto hasta reducirlo casi  a nada?.

No aguanto las ganas de responderme las preguntas y cuidadosamente lo desdoblo. Cuando termino de hacerlo, me doy cuenta que, aparte de las arrugas, no lleva ninguna información.  Uno de sus lados está levemente manchado de tinta negra, lo que evidencia que alguien lo utilizó para limpiarse el dedo índice después de utilizar un huellero. 

Esperaba encontrarme un mensaje tipo: "Salga del lugar y camine hacia el sur.  Al doblar la esquina cuente 20 pasos.  A su derecha verá una matera roja con tierra removida.  Escarbe en ella  hasta que encuentre un paquete.  Abandone lugar"; pero no, alguien con una mente retorcida decidió doblar el papelito mil veces, no escribir nada en el, y dejarlo botado en una silla, que falta de todo.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Chaquetas, "Te quiero" en danés y Estonia

Hace unos días mi computador decidió no arrancar su sistema operativo, desde ese episodio me da algo de miedo prenderlo, pues pienso que en cualquier momento va a dejar de funcionar; ya tiene sus años y posiblemente está sacando la mano. 

Hoy lo prendí y funcionó normalmente. El primer aviso que me dio "Cortana", un asistente virtual que nunca pedí, fue el siguiente:

 ¿Necesitas saber si te hace falta una chaqueta?
 ¿Cómo decir te quiero en danés? o
 ¿Cuál es la superficie de Estonia?
¡Pregúntamelo!

¿En qué momento mis búsquedas o información en la red indujeron ese tipo de preguntas? la tecnología en realidad asusta, nos tiene en sus garras y no hay forma de librarnos de ella.  Llevo tres días utilizando un buzo ligero azul y un saco gris; no es que quiera alardear sobre eso, pero  ahora entiendo la practicidad de no tener que decidir qué  ropa a utilizar al inicio del día.  ¿Se dio cuenta mi computador de esa conducta y ahora quiere fomentar un hábito de consumo preguntándome si me hace falta una chaqueta? que extraño es todo.

 ¿"Te quiero" en danés?   ¿qué diablos pasa? me aterra la supuesta no conexión entre una pregunta y la  otra, pues de seguro existe alguna.  Siempre hay relaciones o puntos de conexión que no vemos.  Ese  otro lado que les conté. 

No necesito saber cómo decir "Te quiero" en danés, no tengo planes de mudarme a Dinamarca, y no veo la necesidad práctica de aprender ese juego de palabras corto  repleto de significado y hasta peligroso.  Ya lo sé decir, en español, inglés, Alemán y Fines (Rakastan sinua

Laspalabras en ese idioma me las enseño Isabel, una mujer que vio unas materias conmigo en los primeros semestres de universidad y que luego decidió estudiar medicina.  Nunca tuve nada con ella, pero en alguna de nuestras conversaciones me comentó que había estado de intercambio  en Finlandia.  Me imagino que le pedi que me enseñara a decir algo  en esa lengua, de seguro una grosería pues siempre es lo primero que queremos aprender en otro idioma; y eso fue lo que me enseñó. 

Guardé, esas palabras, quién sabe por qué, en mi cabeza sin ningún problema.  Tal vez mi supuesta media naranja, alma gemela, etc. vive en Finlandia y es lo único que necesito saber de ese idioma.

No tengo nada que decir sobre la superficie de Estonia. 

martes, 4 de octubre de 2016

Rellenos de batería

De las mil maneras en que nos podemos enfrentar a la vida, su incertidumbre y constante cambio  , es ver nuestras acciones como "rellenos de batería" (Cortes / drum fills).

Un Drum fill es un pasaje corto que sirve para llenar las transiciones entre las partes o segmentos de una canción.  También hacen mucho más divertida la experiencia de tocar batería.

Hay diversos estilos de Drum fills, y su nivel de complejidad varia dependiendo de la experiencia y agilidad del baterista. Pude ser tan sencillo como  un golpe en el redoblante y un platillo al mismo tiempo, una tripleta desquiciada como las de Neil Peart  o un redoble  a mil por hora, que se pasea por  el redoblante y dos toms de aire como los de Ian Paice.  Me podría quedar listando bateristas que conozco y dejaría muchos de los que no tengo conocimiento alguno por fuera.

El truco de un drum fill exitoso, se encuentra en saber llevar el tiempo.  Tenerlo completamente metido en la cabeza para saber en que momento iniciarlo y que partes de la batería se van a utilizar.

Igual pasa en la vida, tratamos de llevar nuestro tiempo para interpretar cortes en el momento preciso pero a veces nos descuadramos.  En tales casos lo importante es corregir el drum fill.  Es como cuando uno quiere terminar uno con un golpe de baqueta en un platillo crash con la mano derecha, pero a mitad de camino se da cuenta que comenzó el redoble con la mano que no era.  El truco consiste en completar el corte, sin que suene raro y falto de ritmo. 

lunes, 3 de octubre de 2016

El otro lado

Siempre existe otro lado sobre el que no tenemos conocimiento alguno.  Está ahí, tal vez, en frente de nuestras narices pero pasa desapercibido.

Jugamos a s a ser "expertos" y, con desfachatez, afirmamos que lo sabemos todo sobre algún tema, cuando hay millones de variables importantísimas que se nos escapan, pues, queda claro, hacen parte de ese otro lado.

Vemos algo y solo procesamos una de sus superficies.  No sabemos que hay detrás, a sus lados y mucho menos en su interior. De pronto ese debe ser el orden de las cosas, pues conocer ese otro lado sólo nos llevaría a la locura, ya que no contamos con  las herramientas  necesarias para tal descarga de información. 

Esto que escribo también tiene otro lado, otro lugar repleto de palabras e ideas que complementan este texto hasta casi alcanzar la perfección, para convertirlo en  un axioma universal.   

Ningún lado es bueno o malo, solo lugares que se complementan y habitamos.