En esta entrada le había comentado que creo que somos como unos robots, en esta otra le dije que hasta de pronto sería mejor que lo fuéramos, pero en la de hoy, la cosa Nº 33, me contradigo, porque ser robot puede ser un aburrimiento ni el berraco. Usted siga sentado y leyendo tranquilito querido lector, le puedo asegurar que no me he fumado nada raro.
Imagínese que en algún momento de la historia humana, la tecnología habrá evolucionado tanto que las máquinas o robots ya van a pensar por si solas. Esto va a ser un mierdero completo, solo imagínese, si todavía no piensan y vamos de para atrás con toda, ¿como será cuando lo hagan?, en fin, igual a mi no me importa mucho el tema porque confío plenamente en John Connor.
También suponga que usted es uno de esos robots, uno de los últimos modelos, lo último en guarachas, tanto que usted es casi como un ser humano; con sentimientos y todas esas cosas que a veces parece que no sirven para nada. Pues bien se levanta usted para un día de trabajo como robot y llega su complejo o facilidad donde le van a decir cual es su próxima tarea:
–Robot "Pepito Pérez" hoy le toca irse al planeta "loiderthexhitu", a tomar muestras del aire, tierra, agua, mejor dicho, de cualquier chimbada que vea. Le toca irse solo y es mejor que arranque ya, porque su viaje dura la medio pendejadita de 10 años–.
¿Se imagina usted, ya casi siendo un humano, el desparche tan berraco de estar por allá solo contra el mundo sin nada más que hacer que recoger muestras?.
De esas pendejadas que se me ocurren cuando me imagino al robot Curiosity paseando por Marte.