Creo que un buen acercamiento hacia las personas sería dar por hecho que estamos equivocados, independiente del asunto que queramos tratar o lo expertos que nos consideremos en cualquier campo o tema.
Está claro que nadie quiere equivocarse y que todos queremos tener la razón; pero bueno, imaginémonos que en ese primer acercamiento cuando iniciamos una conversación con alguien, creyéramos estar equivocados, y que el otro tiene la razón.
Esto nos permitiría primero, bajarle a nuestros elevados índices de ego, y segundo asombrarnos con cualquier cosa, actitud que lamentablemente vamos perdiendo a medida que crecemos.
El punto es que no creo que exista ninguna persona que acepte abiertamente estar equivocado, así que damos por hecho que la historia o historias que vamos contando son completamente ciertas y esperamos que los otros las acepten, opinen lo mismo o por lo menos piensen de manera similar.
Lo realmente complicado, es que nunca sabremos que personaje somos ante los ojos del otro, pues bien podríamos ser para ellos: el héroe, el imbécil, el villano, el manipulador, el hombre o mujer en apuros, el desgraciado, el tonto, o cualquier otro papel completamente diferente al que creemos interpretar a diario.
Además si pensáramos más seguido que estamos equivocados y que no nos las sabemos todas, sería muchísimo más fácil, y no nos enredaríamos tanto, cuando obtenemos un no como respuesta.