Los hechos expresados en este relato, aunque no lo parezcan, son producto de la realidad, que, a veces, supera a la ficción.
El sábado pasado en compañía de un café y luego de unas cervezas más una picada, Begonia, una amiga que claramente tiene otro nombre, me narró un evento de su vida sentimental que no concluyó de forma satisfactoria.
Begonia conoció hace un par de meses a un tipo que parecía ser el indicado, si no para toda la vida, por lo menos para compartir unos buenos momentos de esta a su lado. Se conocieron, salieron con frecuencia y todo indicaba que la relación iba por buen camino.
Marco Aurelio (creo que nunca supe como se llamaba el tipo, pues la verdad es un dato completamente irrelevante) acaba de salir de una relación, y estaba, lo que se denomina "Libre".
Un día Marco Aurelio llegó a la casa de Begonia, se acostó en su cama y ella se recosto encima de él, al tiempo que intentaba iniciar una conversación. Ese día Begonia notó que él estaba muy distante. Ella, de forma muy directa, le preguntó que qué era lo que le pasaba. Marco Aurelio comenzó a hablar:
"Mira, lo que pasa es que hable con Camila (nombre aleatorio que llega a mí cabeza en este momento) y quiere que volvamos. Es más, ella me hizo una presentación dónde evaluó los aspectos positivos y negativos de nuestra relación y como podemos mejorar los segundos a futuro"
Marco Aurelio, no feliz de haberle soltado semejante bomba a Begonia, tuvo el descaro de sacar su celular y mostrarle la presentación mientras la rodeaba con sus brazos.
Al terminar, y después de que Begonia le dejó claro que ya no podían seguir viéndose, Marco Aurelio tuvo la delicadeza de hacerle la siguiente pregunta:
"¿Puedo quedarme aquí con tu cabecita recostada en mi pecho, por ahí una medía hora más?"
Begonia pensó en responderle:
" ¿Y también quiere que se lo chupe?"
Queda claro que Begonia no desperdició media hora más de su vida recostando la cabeza en el pecho de ese Coelho en potencia.
Después de reirnos sobre el incidente y otros detalles muy particulares de Marco Aurelio, llegamos a la conclusión de que muchas veces, con respecto a nuestras situaciones sentimentales, actuamos únicamente con el fin de no perturbar el status-quo, pues nos aterra profundamente el cambio, incluso cuando sabemos que este podría traernos algo bueno.
Marco Aurelio efectivamente sentía algo por Begonia, pero decidió ir a la fija y seguir caminando en el conocido terreno de su anterior relación, bien lo dijo Rebecca Solnit:
The things we want are transformative, and we don’t know or only think
we know what is on the other side of that transformation. LOVE, wisdom,
grace, inspiration—how do you go about finding these things that are in some
ways about extending the boundaries of the self into unknown territory, about
becoming someone else?
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