Llego a mi casa después de un largo día. Entro a mi cuarto y descargo mis cosas, me quito los zapatos y me tumbo en la cama por unos 10 minutos. Pocos momentos superan llegar a la casa después de un largo día de trabajo.
Me paro y justo cuando voy a salir, veo en la biblioteca un libro de tapa roja que nunca había visto . Me acerco y leo el título, "La historia de tu vida". Imagino que es una especie de biografía, aunque no entiendo por qué el título no está en primera persona.
Voy a la cocina y me preparo un sándwich. Me sirvo una ginger con hielo y rodajas de limón, un pequeño placer perfecto para terminar el día. Agarro una bandeja y llevo la comida al cuarto y, entre mordisco y mordisco, cambio los canales del televisor frenéticamente, en busca de una imagen que me llame la atención.
Volteo a mirar hacia la biblioteca, el libro rojo sigue ahí, no sé como llego a mí biblioteca. Finalmente decido agarrarlo y comienzo a hojearlo. En el índice veo que está mi nombre, y cada capítulo lleva como título un episodio impotante de mi vida.
Me voy al número 1. que se llama "Nacimiento" la voz que narra, por su ternura, parece la de mi madre. En la segunda página cuenta esa historia que tanto me gusta sobre el trino de los pájaros el día en que yo nací. Salto a un capítulo que se llama Amable recordatorio; está en primera persona, como si yo lo hubiera escrito, y narra, a modo de crónica, todos los eventos del día de mi accidente y de mi posterior recuperación.
Me entusiasmo, nuevamente me devuelvo al indice y deslizo mi dedo hasta el último capítulo, el título es casi obvio: "Muerte". Cierro el libro, y decido ir a lavarme los dientes. De vuelta en el cuarto, me rindo ante la intriga y leo la primera línea de ese último capítulo: "Esa mañana Juan Manuel desayuno café. "Que cosa más obvia", pienso, quien sea que haya escrito ese libro, está falto de imaginación.