¿Podríamos, como personas, pretender ser objetos inanimados?. Si fuera posible creería que lo mejor sería ser como las plantas; estar ahí como observadores del mundo, pero sin reaccionar a ninguno de sus acontecimientos. Esperar pacientemente a que nos caiga el sol y la lluvia para continuar con vida.
En ese estado imagino que no tendríamos tantas angustias porque todo nos resbalaría, pero estaríamos a merced de quien quisiera jodernos la vida, pues no todos van a querer adquirir esa condición o ser como cualquier otro objeto inerte, qué se yo, una mesita de noche, por ejemplo. Usted sabe, estimado lector, esas personas que ya están tan habituadas a ser lo que son y que no hay manera de que cambien.
Uno de nuestros mayores problemas, creo yo, es que somos como un compuesto químico que reacciona con todo, sin importar si es bueno o malo. A cada rato bullimos, pues nos hace falta práctica para ser nada.
Bien lo dijo el papá de la narrativa:
Sólo hay una manera de evitar la crítica:
No haga nada, no diga nada y sea nada
- Aristóteles -