Hace unas horas estaba rabón con el universo. El por qué es lo de menos, pues lo último que quiero hacer es jugar a ser mártir. Mástique el sentimiento por un rato, intentando diseccionarlo, y mientras estaba en esas se me paso.
Para esos momentos en que no nos sentimos bien, debería existir Pailander.com, una red social solo apta para publicar la tristeza, nuestros desaciertos, etc.
Que el mundo ya es lo suficientemente triste y no hay necesidad de recalcarlo es cierto, pero sería bueno que de vez en cuando dejáramos tanta felicidad pendejada de lado, tantas selfies, tantos platos de comida condimentados con filtros; pues lo que nos hace falta es mostrarnos tal cual cómo somos y nos sentimos.
A la larga uno le abre puertas a otras personas, cuando deja ver las imperfecciones, Cuando eso ocurre, cuando otra persona muestra su versión con defectos, pensamos: “Ve, este(a) no es tan perfecto, como yo creía y sufre por asuntos iguales o similares a los míos.”
Entre otras noticias, también les cuento que, desde ayer, estoy buscando el control remoto de mi televisor. Si alguien lo ha visto, por favor ponerse en contacto, gracias.
El anterior párrafo ocurrió, solo para sumarle otras cuantas palabras a este post pues apenas llevaba 194 y desviarlo hacia cualquier otro tema.
Me llega a la mente que mínimo cada entrada debería tener 300 palabras. Ese número imagino tiene que ver con lo que dice Stephen King es su autobiografía “Mientras Escribo”. El escritor dice que ese es el número mínimo de palabras que uno debería escribir a diario. Y pues si uno se fija sería bueno, pues al mes serían 9000 y al año más o menos 108.000, y entonces uno, sin mayor esfuerzo, tendría una novela completa, que si buena o mala, eso es otro cuento, pero del primer borrador en adelante todo es ganancia.
Termino el párrafo anterior con 312 palabras. Ya puedo sentirme tranquilo, no sin antes recordarle, estimado lector, que está bien sentirse mal y que por favor tenga presente lo mí control remoto.