Raúl Tola, un escritor y periodista peruano, entrevista a Vargas Llosa sobre su último libro, que trata sobre Borges, a quién Llosa alcanzó a entrevistar dos veces, a 20 años un encuentro del otro.
El nobel cuenta que, en el segundo encuentro, cuando el escritor Argentino estaba casi totalmente ciego, él estaba a la expectativa de qué lo iba a poner a leer, pues ese era el rumor: Borges siempre hacía que sus entrevistadores leyeran fragmentos de los libros que más le gustaban.
Cuando lo visitó en su apartamento que era muy modesto, con solo dos habitaciones, Llosa se dio cuenta que Borges no tenía ninguno de sus libros en la biblioteca, y le preguntó cuál era la razón de eso. “¿Quién soy yo para compararme con Cervantes o Shakespeare?, fue la respuesta del escritor argentino.
Tiempo después, Borges dijo que nunca le iba a perdonar la mención de la gotera, que se filtraba desde el techo del apartamento y caía en un balde estratégicamente ubicado para recoger las gotas de agua. Que ese hombre que lo había visitado le había dicho que era un periodista, pero que a él le pareció que más bien era una persona que quería venderle una casa; de ahí que se hubiera fijado tanto en la gotera.
Llosa También contó que con el paso del tiempo Borges había creado una persona diferente, una especie de yo alterno, con el que mantenía a raya a sus admiradores. Ese personaje tenía un arsenal de clichés que protegían su intimidad, con sus dudas y conflictos, al momento de dar entrevistas.