Hace unos días una amiga me contó que en la copa FA, el torneo que enfrenta a los equipos de todas las ligas de Inglaterra, y que está próximo a cumplir 150 años; ocurrió algo que nunca había ocurrido. El Marine AFC, un equipo conformado por jugadores amateurs, con un delantero que es profesor de inglés y un mediocampista que trabaja como recolector de basuras; se enfrentó contra el poderoso Tottenham. Lo que llama la atención es que a ambos equipos los separa una distancia de 8 ligas.
El Marine AFC cuenta con, más o menos, 500 fanáticos que son las personas que viven cerca, y la cancha donde entrenan tiene una malla protectora, pues colinda con los patios traseros de las casas del vecindario. Colgados en la malla se pueden ver letreros con números como el 22 por ejemplo, qué indica cuál es la casa a la que deben ir a golpear, para recuperar el balón, si alguno de los jugadores patea la pelota muy fuerte.
Ocurrió lo que se supone debía pasar, los Marines fueron derrotados 5 goles a cero. Aunque imaginé que iba a pasar algo así, en el fondo guardaba la esperanza de que ocurriera lo contrario, de que por uno de esos giros del destino, el equipo amateur le ganara al profesional.
A la larga uno siempre quiere consumir ese tipo de historias, es decir, las que presentan héroes anónimos con los que nos relacionamos fácilmente., historias del tipo: David derrota a Goliat; como cuando el Leicester subió a primera división.