Me metí en un club de lectura en el que estamos leyendo “Donde cantan las ballenas”, la novela de Sara Jaramillo Klinkert. Cuando lo terminemos, vamos a tener una sesión virtual con la escritora. Eso me parece maravilloso, es decir, poder preguntarle a un autor, todo lo que a uno se le ocurra acerca de su obra, con la historia fresca en la mente.
Antes de enterarme del club de lectura, tenía en mi radar de títulos “Como maté a mi padre”, su primera novela, pero ya ven, a veces no escogemos los libros que leemos, sino que son ellos los que atropellan nuestros caprichos lectores, con sus cascos de potrancos desbocados.
Hace dos semanas fui a la Lerner, mi comprador compulsivo salió a flote, y compré ambos.
A ratos pienso en hacerme un harakiri de lectura, y mirar si también leo su primer libro. Lo más probable es que no lo haga, porque tendría que acabarlo en un tiempo récord y leer, creo, no se trata de eso.
Disculpe usted, querido lector, por lo que acaba de leer, que no tiene nada que ver con el título del post.
Mejor vamos al lío, como dicen los españoles.
En la solapa de la novela, sale una foto de la escritora y, a primera vista, por la expresión de su cara, se podría pensar que es una mujer seria.
Luego viene ese extracto en el que se cuenta con rapidez quién carajos es Klinkert en el mundo de las letras. El texto dice que estudio comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Bolivariana, que ha trabajado en los principales medios colombianos y que cursó un Máster de Narrativa en la escuela de escritores de Madrid.
Pero lo mejor de ese breve escrito es la frase que lo cierra: “En la actualidad vive en Medellín, dirige una tienda de especias y escribe su tercera novela.