Uno vuelve a hablar sobre lo mismo, a tocar los mismos temas. Espera uno ser original, pero al final toda la vida no es más que un arrume de lugares comunes, en fin.
Hace tan solo unos minutos estaba tumbado en mi cama dándole scroll down a la pantalla del celular como si el equilibrio del universo dependiera de ello, pero sabemos que no es así, es decir, que uno solo es un punto en la existencia de la humanidad y nunca se es tan importante como se cree ser, y también que eso del equilibrio es más bien falso, pues es fácil apreciar que la vida, casi siempre, tiende hacia el caos.
Estaba tumbado la cama porque había decidido no escribir nada, de ahí que perdiera varios minutos de mi existencia en la actividad que les conté, la del scroll down, porque quiero dejar claro algo: tumbarse en la cama a mirar pal techo nunca será una pérdida de tiempo.
Les decía que uno se repite, porque cuando por fin me decidí a escribir, me dieron ganas de hacerlo o una mezcla de las dos cosas, no tenía ni idea qué tema tratar. De ahí que este escrito salte de un lado al otro sin mucho ton ni son.
Pero bueno, como no sabía que escribir, pensé precisamente en tocar ese tema: mi incapacidad para escribir, y por eso afirmo que uno se repite, pues ese es un tema que he tocado varias veces en este blog, pero ya ven esa era la idea y lo que salió fue este texto.
Como ya lo he dicho, me repito de nuevo, uno cree estar al mando de las palabras y lo que escribe, pero estas hacen lo que quieren con nosotros; vuelvo y digo: no somos tan importantes como creemos serlo.