miércoles, 24 de mayo de 2023

No pude con la muerte

¿Cuál?

Las intermitencias de la muerte de Saramago. Simplemente no pude meterme en la lectura. En otras palabras, no me ha emocionado como si lo han hecho otros de sus libros. Entonces abandono esa lectura porque la vida es muy corta para leer por obligación. ¿Qué si soy un mal lector? De pronto, aunque no sé qué pueda significar eso.

¿La razones? Bueno esto es una mera opinión personal, pero me hace falta que el narrador siga a un(os) personajes de cerca, pues la narración es, como decirlo, ¿periférica quizá? Habla mucho de la situación del país en el que la muerte dejó de hacer presencia, pero vuelvo y repito, me hace falta sentirme reflejado en un personaje o hacerle barra a alguno en concreto.

En un post de hace poco decía que con Saramago uno siempre va a la fija, lo que prueba que nada es fijo, que nunca hay una última palabra sobre nada, que las verdades en las que creemos, como dice Manuel Vilas, siempre son difíciles de señalar y más bien siempre están huyendo, o bien cambiando.

Me queda esa excusa romántica de muchos lectores que afirman que todavía no es el tiempo de leer el libro y que cuando sea el indicado o cuando yo esté listo, volveré a él o llegará a mí de nuevo. La verdad no creo mucho en eso porque otros libros que he abandonado como El Péndulo de Focault o El Asesino ciego, no me han dado ni cinco de ganas de intentar leerlos de nuevo.

Puede que este a solo un par de capítulos en que la historia va a tener un giro drástico y se va a encarrilar hacia donde yo quiero, o puede que no y que va a seguir hasta el final como la he percibido hasta el momento. Por eso veo que la solución más sana es cortar la lectura de tajo y ya está, ¿qué le vamos a hacer?

El punto es que no hay que sentirse mal por abandonar una lectura, sin importar si el autor es un premio nobel o cualquier perico de los palotes.

Como ya lo he mencionado muchas veces, hay que seguir las indicaciones que García Márquez dio en una de sus notas de prensa: “el método más saludable es renunciar a la lectura en la página en que se vuelva insoportable.