Ayer cuando salí a almorzar, una niña pequeña iba caminando cogida de la mano de su padre, vestido con traje y corbata. Lo que alcance a oír de la conversación entre ellos fue más o menos lo siguiente:
Hija: Uishh papi, ¿entonces en tu oficina hay un salón de juegos?
Papa: Bueno no es exactamente un salón de juegos. Es una sala con televisor y te puedes quedar ahí el resto de la tarde.
¿Por qué no poner salones de juegos en todas las oficinas? ¿por qué no dejar que los empleados se metan en cuanta página de Internet quieran? ¿Por qué no dejarlos vestirse como se les de la gana? ya estamos como grandesitos para responder por nuestro trabajo de la forma que consideremos pertinente, ¿cierto?
El ser humano siempre ha creído que la madurez de una persona es directamente proporcional a su nivel de seriedad y que entre más serios más rendimos; que pensamiento más estúpido, ¿no cree estimado lector?. A mí me gusta reírme de meras pendejadas. Me ofende realmente que las personas crean que uno no es maduro, solo porque se divierte más fácil, vive menos amargado y no encaja en su limitado concepto de madurez/seriedad.
Volviendo al tema de las oficinas, opino que cualquier espacio donde un grupo de personas se reúna a trabajar, debería tener un salón de juegos, de locha, etc. Yo al de mi empresa le pondría "Salón del destrabe", pues en el mismo, la gente se relajaría profundamente y tendría nuevos puntos de vista para abordar problemas laborales a los cuales no les vía solución en un principio.
Lamentablemente el mundo laboral u oficinístico, como a mí me gusta llamarlo, siempre ha insistido en mandarnos el mismo mensaje: "Usted es solo una minúscula hormiguita que debe trabajar sin cuestionar. Si no le gusta, bien pueda váyase, que hay una larga fila de personas prestas a tomar su puesto."
Al mundo lo que le falta es Juego.
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