lunes, 23 de septiembre de 2013

Complicaciones

Pienso que sin las personas no habría literatura, es decir, creo que cuando a alguien se le ocurrió escribir una novela, cuento, historia, etc. tuvo que basarse en una o varias personas para ir creando los personajes, para ir dándole esas características que tanto hacen que sintamos empatía por ellos, que los odiemos o que los amemos. 



Actualmente estoy leyendo el libro “Articuentos Completos” de Juan José Millás y su estilo cada vez me gusta más, después de cada sesión de lectura. Algún día escribiré sobre el mismo. Lo menciono, porqué muchos de los escritos de Millás, si han de ser ciertos y cuando no les pone ese toque de ficción surreal que maneja tan magistralmente; surgen a raíz de conversaciones que escucha en restaurantes o cafés mientras toma gin-tonic en las tardes. Cualquiera diría que está mal escuchar conversaciones ajenas, pero la verdad es algo muy divertido y pues no se le está haciendo un mal a nadie, a menos que usted desee utilizar la información con ánimo de hacer daño o sacar ventaja de alguna situación.

Yo me diferencio de Millás en dos cosas básicamente: Me falta aprender mucho sobre escritura y nuestro lenguaje para poder llegar a tener el nivel que él tiene y la segunda es que no le jalo al Gin tonic; de hecho ya no le voy mucho a eso de tomar trago. Yo a lo que le jalo con frecuencia es a tomar café y de vez en cuando “agarro” una que otra conversación ajena. 

Hace ya más de un mes me tomé un café en un Juan Valdez y me puse en la firme tarea de escuchar una conversación ajena. En una de las mesas de al lado estaban sentados 3 viejitos, los cuales deberían tener entre 60 y 70 años. Su conversación me pareció muy interesante, por todos los matices de la misma, era seria pero al mismo tiempo divertida, pues se hacían bromas entre ellos; se notaba a leguas que eran viejos (en todo el sentido de la palabra) amigos. 

Los viejitos estaban enfrascados en una discusión sobre los modelos económicos y sus ventajas y desventajas; a grandes rasgos esto fue lo que pude captar de la conversación variopinta que estaban sosteniendo, lo que más me gusto fue el desorden de temas y más que eso la forma en que saltaban del uno al otro como si nada, sin importarles en lo más mínimo  si  habían  o no concluido el anterior.

En algún momento de la conversación me sentí mal porque empezaron a hablar de tablets con una propiedad increíble y pensé “estos viejitos saben más de tecnología que yo”. Uno de ellos le afirmaba al otro “vea, lo mejor es que usted se compre la tablet para leer yo no se qué cosas; las mejores son las Samsung y las Apple” afirmo viejito No. 1. 

Como le venía diciendo, estimado lector, la conversación brincaba de un tema a otro con suprema facilidad y entonces después del tema de las tablets Viejito No. 2 toco el tema del Capitalismo, donde afirmaba que ya hace un tiempo migramos hacia un Neoliberalismo que ahora tiende hacia un Súper Capitalismo, en ese momento Viejito No 3 que no había estado muy activo en la conversación, saco un comentario relacionado con la biblia y la respuesta del viejito No. 1 fue estupenda para que la conversación no se encausara hacia temas religiosos, pues dijo “ ¿La Biblia? ¡Que Biblia ni que hijueputas!.” 

Después de esto, uno de ellos dijo que el entorno laboral había cambiado mucho y que antes si el crecimiento de una empresa era del 7%, todos felices y se celebraban con champaña, pero que ahora si no es del 50, echan al presidente y san se acabo.

Después de que el otro par de viejitos le dieran la razón a su amigo sobre la idea expuesta, uno de ellos se puso a hablar sobre China y su papel como potencia actual y dijo “Es que si en China estornudan todo el mundo se resfría”, haciendo referencia a los impactos en las economías locales. El otro ingreso a la conversación hablando sobre la producción de productos en los países asiáticos y dijo algo como “El nivel de producción que tienen es grande, pero las cosas que hacen no duran ni mierda”

Y así como de la nada, al parecer uno de ellos tenía mucha hambre y comenzó a hablar sobre frijoles, “es que a fulanita le quedan súper ricos, pero un día me dieron unos dizque dietéticos, y eso no sabe igual y para colmo de males me puse mal del estomago.”

Los viejitos tenían tema para toda una vida, y a veces me era imposible seguirles el ritmo. Mi hermana finalmente llegó y no supe en que término toda su conversación, pero algo que me quedo claro con la misma, es que el mundo, con todo lo que contiene, es un lugar muy complicado para vivir.

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