Me imagino que a usted, estimado lector, nunca le han dicho “mucho gusto mi nombre es Naegleria Fowleri y Vengo a matarlo” (Naegleria the cold assassin, ha nacido una historia). A mí tampoco me ha ocurrido ese incidente, y no creo que ninguna persona se llame así en este mundo.
Si quiere dárselas de erudito puede soltarle casualmente la siguiente frase a alguien “La Naegleria es un ameboflagelado aeróbico de vida libre patogénica" (confiemos en wikipedia), pero si quiere no decir semejante cosa tan rimbombante, simplemente llámelo(a) bacteria o parásito.
El punto es que aparte de que todos los días de nuestras vidas andamos medio muertos; a merced de conductores borrachos, meteoritos, desastres naturales y quien sabe que otra cantidad de cosas, eventos o circunstancias que nos pueden pasar al papayo; debemos rezar para no encontrarnos con parásitos, y que ellos no decidan incubarse en nuestro organismo.
Resulta que la Naegleria se encuentra en aguas estancadas (cualquiera pensaría que eso solo hace referencia a charcos o algo por el estilo, pero no; resulta que una piscina también puede llegar a catalogarse de esa manera) y entonces si lo llega a pillar, no queda otra opción que rezar por su vida, pues una vez esta lo escoge, su porcentaje de muerte es casi seguro que sea del 100%.
¡Qué jodido resulta vivir!
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