jueves, 5 de junio de 2014

Un Millón de amigos

Otro tema complicado para nosotros los humanos es la amistad, pues a veces parece más solida que una roca y en otras ocasiones cualquier incidente puede desmoronarla en cuestión de segundos.  Mi sabio amigo, "El perrito",  tiene una muy buena frase:


"Amigas las bolas y no se hablan"

Ante esa frase contundente, queda claro que la amistad para nosotros puede serlo todo un día y al siguiente nada,  Por más que queramos, llegar a conocer completamente a fondo a ese que se encuentra al lado nuestro  es imposible. 

Hoy en medio de una seguidilla de clics, podria decirse, frenéticos, caí en una página donde había un link para mirar el libro "Como ganar amigos e influir sobre las personas".  Nunca me voy a leer ese berraco libro, primero porque me parece que en verdad estamos muy jodidos, si un pinche libro nos tiene que indicar como hacer amigos. 

Creo que todos somos conscientes que la amistad se puede dar de mil formas, y también son miles las variables que nos llevan a conocer a una persona; entonces me aburre que a estas alturas del partido, con no se cuantos miles de años de existencia, todavía queramos que nos den todo en forma de manual, con una lista de pasos a realizar.

Segundo porque los libros que más disfruto son los de ficción; bien lo dijo el gran Juan Jose Millás:

"La realidad necesita de la ficción para ser más completa
más agradable, más visible"
A mí me gusta que me narren historías.  Suficiente tiene uno con cumplir con todos los patrones establecidos por la sociedad, para que ahora vengan a decirle como tiene que interactuar socialmente dizque para "ganar amigos".

En un lugar en el que trabajé, hace ya varios años,  siempre me encontraba en el ascensor con una mujer de otra empresa.  Había días en que el encuentro se repetía en la mañana, al medio día para ir a almorzar, y por la tarde cuando terminaba nuestra jornada laboral.  Después de varios encuentros, nos mirabamos y sonreíamos.  Nunca supe, nada de ella; ni su nombre, edad, preferencias sexuales, número de talla del zapato, etc; así que yo y mis amigos  simplemente la denominamos como "la amiga del ascensor".

Es posible que si me hubiera leído el libro que le mencioné, esa mujer sería ahora mi esposa, pues habría aplicado a cabalidad todas las técnicas del capítulo: "El ascensor:  bello lugar  para entablar amistad".

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