Miré titilar (palabra juguetona esta) el cursor en la pantalla por más de dos minutos, quizá esperando que las palabras empezaran a aparecer por sí solas en la misma, pero no ocurrió nada; menos mal, que susto tan berraco el que me habría llevado.
Mí cerebro y su extraña maner de funcionar iluminó la palabra que titula esta entrada. La saboreé mentalmente por un momento y me acordé de mi actitud como pasajero, y empecé a escribir; después de supuestamente haber decidido escribir el Domingo. Esto me lleva a pensar que soy una especie de mujerzuela, que se rinde muy fácilmente ante los encantos de la escritura.
Yo como pasajero de taxi, debo ser lo más aburridor de este planeta. Me imagino que existirán personas a quienes les encantá armarle conversación a los taxistas. Yo no pertenezco a ese bando, no por el simple hecho de ser mala clase y no quere hablar, sino más bien porque me encanta ponerme los audifonos y dedicarme a mirar por la ventana todo el viaje.
Es uno de esos momentos que denomino como íntimos, y me gusta mucho porque mis pensamientos se comportan como caballos desbocados dentro de mi cabeza; desde pendejadas y simplezas inimaginables, hasta asuntos que considero trascendentales en mí vida.
Como ya lo escribí una vez, lo mejor es evitar el contacto visual. En ocasiones me hago el sordo, suponiendo que el conductor cree que tengo el volumen del mp3 muy alto, pero en la mayoría de ocasiones que veo al taxista urgido por armar conversación, me da embarrada y rompo mi silencio. A la larga creo que todo el mundo tiene algo por decir, y más allá de eso no hay ser humano que no quiera que le escuchen un par de palabras, independiente de lo importante o no que puedan llegar a ser; calificativo que solo puede dar el receptor de las mismas.
Trataré en lo posible de cambiar esta actitud, puesto que le apuesta a esa indiferencia de las personas, que tanto me molesta, y que tiene tan jodida a esta ciudad y al mundo entero. Casí siempre que uno anda por la calle, y en general por la vida, va completamente encapsulado en sus pensamientos, casi rezando para que ninguna persona lo aborde ¿así como vamos a construir sociedad?
En el último taxi que tomé, si le arme conversación al conductor. Bueno eso es un decir, porque al lado paso un BMW y el señor, después de hacer un especie de siseo para evidenciar su gusto hacia el mismo, se puso a hablar sobre marcas, cilindrajes, motores, etc. un tema sobre el cual no se nada, y mi respuesta "ahmm" , contemplativa y de combate, salió a relucir en casi todas mis intervenciones.
Es posible que esa sea una de las razones por las que existen tantos problemas entre las personas, independiente de cual sea su grado de relación. No tenemos idea de que nos están hablando, y el no responder de la forma que se espera, se considera como una ofensa. De ahí en adelante todo intento de comunicación falla y se tuerce hacia cualquier tipo de conflicto.
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