Cuando escucho la palabra “negra”, la primera imagen que se
me viene a la cabeza es la de Serena Williams, que por la forma en que
sale a acabar a sus rivales en la
cancha, de serena más bien tiene poco.
Aunque no nos demos cuenta todos andamos con una negra
diferente. ¿Cómo es eso posible?, la
verdad no hay razón para alarmarse, pues todo resulta ser cuestión de
tempo o beat.
La negra, que equivale a un tiempo, es una figura músical que
viene a ser como la mamá de todas, la
mandamás, la ¡oh gran kayosama!, y encierra a las blancas, redondas,
corcheas, semicorcheas, fusas, y semifusas.
Al igual que nada esta bien o mal, lo mismo ocurre con velocidad con la que hacemos algo , en cualquier esfera de nuestras vidas, pues cada uno de nosotros se encuentra inmerso en una negra diferente; así que la nuestra bien puede ser la semifusa de otras persona o viceversa. Lo importante es definir el compás de esa negra, nunca perder el tempo y no parar.
Al igual que nada esta bien o mal, lo mismo ocurre con velocidad con la que hacemos algo , en cualquier esfera de nuestras vidas, pues cada uno de nosotros se encuentra inmerso en una negra diferente; así que la nuestra bien puede ser la semifusa de otras persona o viceversa. Lo importante es definir el compás de esa negra, nunca perder el tempo y no parar.
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