Hoy
vi una foto de una mujer en un gimnasio en una máquina trotadora, con un libro
en el panel de control (¿Se le puede llamar así al lugar donde se encuentran
los botones para subir la velocidad, y cuadrar la inclinación de esos
aparatos?).
El título
que le puso a la foto fue "Doble ejercicio". Supongo que hacía
referencia a un ejercicio físico y otro mental, dando por hecho que cuando uno
lee hace ejercicio mental. No sé si se pueda realizar tal apreciación tan
a la ligera, es decir, si se pueda decir que siempre que leemos realizamos
ejercicio mental, algo, me imagino, completamente ligado al tipo de
texto. Siempre he pensado qué el fin último de la lectura debe ser la
diversión, pero bueno, en fin, cada quién catalogará esa actividad como mejor
le parezca.
La
foto me llamo la atención porque no entiendo cual es el afán que tenemos de
hacer diferentes tareas al mismo tiempo, y con la lectura me parece una especie
de Sacrilegio. Cuando yo leo me gusta dedicarme exclusivamente a eso, así que pensar
en hacer cualquier otra actividad al mismo tiempo me parece extraño. La
única actividad que considero pertinente para acompañar mi ritual de
lectura, es levantar un pocillo con café, en cualquiera de sus presentaciones,
para llevarlo a mí boca.
A la
larga me imagino que todo es cuestión de gustos. Si a esa mujer le gusta
trotar, caminar, hacer cálculos de física cuántica y leer, todo al mismo
tiempo, pues allá ella. De pronto lo que tengo es envidia porque está
claro que yo no lograría tal nivel de coordinación. Tal vez
caminando podría leer algo, pero estoy casi seguro que al trotar,
no podría ubicar el siguiente renglón fácilmente.
La
foto de esta mujer es otra prueba más de lo aceleradas que están nuestras
vidas. Si no podemos destinar un momento único para esas actividades que tanto
nos gusta realizar, creo yo, estamos jodidos.
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