Los formularios de los consultorios, aeropuertos, sitios de Internet, etc. siempre preguntan la fecha de nacimiento. Millás, en uno de sus articuentos, menciona que sería bueno que también existiera un campo con el nombre "Fecha de muerte". ¡Soberbia estupidez! dirán algunos, pues es algo que resulta imposible de saber; es cierto, pero a pesar de eso deberíamos vivir como si lo supiéramos.
Desde hace un par de décadas, el mundo ha experimentado una revolución espiritual. Todos, tras una búsqueda de felicidad y/o paz espiritual, queremos conectarnos con un dios, con nuestra esencia, con el universo o con lo que sea.
Lo raro es que a pesar de presenciar y estar inmersos en eso que algunos llaman evolución de la conciencia, continuamos tremendamente preocupados y nuestra vida diaria se resume en una seguidilla de angustias: trabajo, relaciones, falta de tiempo, etc. ¿Por qué no somos conscientes del frágil punto infinitesimal que representa nuestra vida en la existencia humana? ¿Por qué no dejamos de preocuparnos tanto y más bien nos gozamos este cuento?
No había pensado escribir sobre esto pero leí un artículo de un médico al que le diagnosticaron cáncer, donde narra como se enteró, y lo extraño que se sintió al saber mucho, a diferencia de la mayoría de pacientes, sobre la enfermedad y la probabilidad de morir.
“El hecho de la muerte es inquietante, sin embargo,
no existe otra manera de vivir”
- Paul Kalanithi -
La muerte, al igual que el amor, siempre se nos cruza en todos los temas que tocamos, creo que la mejor forma de combatirla es disfrutar al máximo cada segundo de vida que tenemos, y pensar que nuestra fecha de muerte será hoy.
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