Eucardo fue un profesor de física que tuve en el colegio. Aparte de las notas de exámenes y tareas, en su clase también había una nota de "puesto", es decir, el puesto donde uno quedara ubicado al final del bimestre correspondía a una nota. Comenzaba con 10 en el pupitre ubicado al lado del escritorio del profesor y a cada puesto de para atrás se le bajaba una décima.
En medio de la clase, Eucardo, preguntaba algo, cualquier cosa, relacionada o no con la materia, y la persona que respondiera bien avanzaba 5 puestos y la que lo hacía mal retrocedía. A veces llevaba dulces para premiar a aquellos que contestaban bien.
El intentaba que su clase fuera divertida pero en verdad era angustiante. Primero uno siempre debía tener claro en que puesto había quedado en la anterior clase y, a veces, generaba cierta ansiedad no tener ni idea de alguna respuesta y no contestar nada. Los primeros 5 puestos del 10 al 9,5 siempre estaban ocupados por las lumbreras del salón, el primero casi siempre por Harold, uno de esos personajes que existen en todos los salones de clase que nunca sacan una nota mala y cualquier tema, por más nuevo o difícil que sea, lo dominan como si nada.
Todo empeoraba cuando uno comenzaba a llegar a esos puestos que rondaban el 6.0, pues de ahí para atrás significaba perder ese porcentaje de nota que siempre ayudaba a contrarrestar los otros.
Siempre preferí las clases de Ariel, profesor de geografía y sociales, que las tensionantes clases de Eucardo y su sistemita barato de "Avance" y "retroceda".
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