Es tarde. Sé que debo dormir, pero no puedo evitar la costumbre de prender el televisor y saltar por varios canales antes de cerrar los ojos.
Caigo en un programa de en el que entrevistan a un poeta. "Voy a apagar el televisor" pienso, mientras el escritor responde una pregunta. El hombre responde con mucha sabiduría, ¡Claro! es poeta. Decido escuchar la entrevista.
Responde las preguntas, tranquilo, de forma simple más no sencilla. Cada una de sus respuestas están cargadas de significado; mientras me deleito con sus palabras agarro el celular y la luz de la pantalla me encandila, una breve cachetada a mis sentidos, para anotar lo que dice; que bueno sería sentarse a tomar un café con ese hombre y preguntarle sobre cualquier cosa, seguro que tiene una respuesta o el consejo preciso.
El poeta dice que nunca tuvo duda alguna de que lo suyo era la literatura y que se iba a dedicar a eso pasara lo que pasara. En sus propias palabras, se dio cuenta que "El contar que es lo propio de la narrativa y el cantar que es lo propio de la poesía se podían mezclar, como en el poema en prosa que mezcla canto y cuento."
En un momento hablo sobre la identidad y que significa ser, y dijo algo como que uno es varias personas a la vez, pero que nunca el mismo, que por ejemplo a él a veces le dan unas ganas infinitas de solo escuchar música, en especial Blues, "ese blues del delta de misisipi". concluyó.
La respuesta con la que cerró la entrevista me pareció demasiado bella:
"He escrito un libro que son varios libros, no sé si serán extraordinarios o no pero los he hecho con toda la pasión del mundo y eso ya me basta. He sembrado muchos árboles y en contravía de esa multitud de libros y de árboles solamente he tenido una hija, pero es como tener un bosque".
El poeta se llama Juan Manuel Roca.
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