miércoles, 12 de abril de 2017

Pedalear

Un hombre monta bicicleta por la carrera 11.  Lleva  un abrigo azul abotonado hasta el cuello pues hace mucho frío; ese frío de las 5:52 p.m posterior a un aguacero.   ¿Qué importancia tiene dar la hora exacta? quizá no lo percibamos, pero el clima de ese minuto es diferente al de las 5:51 o 5:53, cada momento, cada segundo, minuto, época de nuestras vidas trae un clima diferente.

Tiene las manos metidas e los bolsillos del abrigo y su pedaleo lo hace avanzar a una buena velocidad.  Parece que le cuesta poco mantener el equilibrio de esa manera, a diferencia del resto de personas que también montan bicicleta a esa hora y se aferran  al manubrio con fuerza y determinación.

Está metido en su rollo, en su cuento y parece que poco o nada le importa lo que pase a su alrededor.  En ese momento su vida únicamente depende del pedaleo que, minuto a minuto, lo acerca a su destino.

En la intersección que lo veo, un semáforo se pone en verde justo cuando la cruza, como si supiera de antemano que no había necesidad de frenar o dejar su actitud relajada.  Lo sigo con la mirada hasta que la distancia se lo traga.  Nunca deja de pedalear a un buen ritmo, tal vez, en el lugar al que se dirige, lo espera una taza de chocolate caliente.

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