miércoles, 9 de mayo de 2018

Hablar en poesía

Hoy volví a hacer trampa acá, es decir, tenía toda la intención de escribir sobre un tema, pero me distraje en otros asuntos y cuando retomé el escrito ya eran las 11:47 p.m, así que guardé el post escribiendo un punto en el título, para que la entrada quedara con  fecha de ayer, y así poder escribirlo hoy,  en la madrugada, como si lo hiciera ayer; una especie de escrito del futuro en el pasado o viceversa, que enredado está esto. 

Después cambié el punto por el título que lleva el post y que tiene que ver con el tema sobre el cual quería escribir, pero luego de investigar un poco, lo catalogué de fascinante y pensé que dedicarle unas cuantas palabras a la ligera sería desperdiciarlo. 

A veces eso me ocurre. Se me presentan temas y una de dos: o  no estoy listo para escribirlo, o el tema no lo está para mí; en ambos casos sobresale mi falta de conocimiento. Cuando eso ocurre, creo que lo mejor es dejar las ideas en remojo y empaparlas con otras que vayan llegando en los días venideros. 

En este punto ya le estoy dando vueltas a este escrito que, claro está, no es poesía ni nada tiene que ver con ese tema, en fin, quería escribir algo, lo que fuera, mientras el frío de la madrugada no me sacara corriendo del escritorio. 

Han pasado más de 10 minutos y no se me ocurre que más escribir, es una lástima que no hubiera podido desarrollar la idea inicial. También es una lástima que a estás alturas del partido haya leído tan poca poesía en mi vida, y aún da más lástima que el día solo tenga 24 horas.

La escritora Margarita García Robayo dice que es muy importante leer poesía, pues es el mayor esfuerzo que uno puede hacer con el lenguaje o, en otras palabras, las mías, de estirarlo todo lo posible.

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