miércoles, 7 de noviembre de 2018

Chat con el más allá

Deja para mañana lo que puedas hacer hoy, a veces parece ser una de las máximas que rigen mi vida. Hoy se me acabo el liquido para mis lentes de contacto, algo que vi venir desde hace días, pero siempre pensaba: “mañana miro si lo compro”, hasta que hoy fue ese mañana en el que finalmente me tocó buscar donde comprarlo. 

No sé que ocurre con los líquidos para lentes duros como los míos, pues parece que todos están agotados. La marca que  utilicé desde que me los recetaron, la descontinuaron de un momento a otro y conseguí algunos de los últimos frascos que parecían rondar en el mercado, hasta que finalmente desapareció por completo. 

Ahí me tocó comenzar a ensayar diferentes marcas, muchas coquito la verdad, hasta que por fin di con una que me funcionó. Hoy me metí a la página web para ordenar un frasco y la foto del producto tenía un sello al lado, que decía “agotado” en letras mayúsculas.  "Otra vez no", pensé.

Maldije por unos segundos, no muchos, y me puse a buscar otro distribuidor, hasta que di con una óptica que lo tenía. En su página web había un botón que decía “chatee con nosotros”. Desconfiado abrí la ventana del chat y pregunté que si tenían el líquido. Al rato me contesto una muerta, Adriana Cuellar para ser precisos, nombre que utiliza ahora en su nueva vida como bot conversacional ¿Cómo saber que uno está chateando con un humano y no con un robot o un muerto? 

Debo aclarar lo del muerto. Una vez vi un mini-documental de una mujer que había fundado una empresa de tecnología con su mejor amigo. De repente el hombre murió y su amiga quedó desolada, pues era más o menos su todo, incluso creo que era el amor de su vida, pero la mujer nunca lo confirmó ante cámaras, en fin, el hecho es que como la mujer se quedó sola de la noche a la mañana; días después del fallecimiento de su amigo, decidió pedirle a todas las personas que lo conocían, las conversaciones que habían tenido con él a lo largo de sus vidas: chats, E-mails, mensajes de voz, etc. Cuando reunió toda la información, la mujer configuro un bot con ella, con el fin de poder charlar con su amigo por WhatsApp. La mujer afirmaba que seguía ingresándole información al bot conversacional y que era increíble porque a veces si sentía que estuviera chateando con su mejor amigo, y que lo mejor era que podía hacerlo a cualquier hora del día. 

Por eso dudé mucho si en abrir o no la ventana de chat, la verdad pocas son las ganas que tengo de chatear con un muerto, así sea uno lejano.

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