martes, 27 de noviembre de 2018

Sensación apocalíptica

El mundo va a arder y nosotros con él. 

Acabo de ver una publicación de Twitter que mostraba videos de manifestaciones contra la cumbre G20 en Argentina. En el hilo, me refiero a la conversación, o bien, gritería virtual, participaban muchas personas disparando opiniones en todas direcciones, unos a favor de las protestas exigiendo sangre y muerte sin importar a que bando pertenezcan las personas, es decir, las que protestan, las que no, las que están mal parqueadas, etc. Otros estaban a favor de manifestaciones pacíficas, pues alegan que ser violentos no tiene sentido. Con respecto a esto último, los primeros afirman que nada de pacifismo, que en las manifestaciones tienen que haber piedras, motines, gases, heridos, etc. de lo contrario ¿qué sentido tienen? Aparte de esto, la conversación también estaba salpicada por videos e imágenes de otras protestas actuales en Francia y Suiza. 

Llegar a un acuerdo en estos temas que generan tantas pasiones es difícil, pero a lo que voy, lo que quiero decirles, es que hay veces, con noticias como esa, en las que siento que el mundo está a punto de arder, que se encuentra inmerso en una tensa y falsa calma, como la cuerda de una guitarra recién afinada que está a punto de vibrar. 

Un economista, si no estoy mal (y ya había escrito sobre esto, pero me repito, porque uno se repite con los temas y muchas veces se es como un viejo que siempre cuenta las mismas historias) hablaba sobre esto, y decía que el mundo en la actualidad es como una bomba de tiempo, y pues que no tiene sentido alguno renegar del estado de los eventos actuales; que lo que en verdad nos debería preocupar, lo realmente crítico e importante, es preocuparnos por identificar nuestro momento Franz Ferdinandezco, haciendo referencia al evento que desató la primera guerra mundial, es decir, mirar que es lo que va a quebrar esa falsa calma del mundo y lo va a hacer arder.

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