jueves, 17 de enero de 2019

Un plan de lectura para toda la vida


Ese es el título de un libro que me encuentro al ordenar un mueble; no sé por qué lo tengo. El libro afirma que tenemos un tiempo finito para leer, nada nuevo la verdad, por eso resulta vital escoger nuestras lecturas, y que el libro, ese plan para toda la vida, presenta “la mejor selección disponible de todo lo que vale la pena leer.” 

No comparto esa postura de las lecturas obligatorias, pues pasa la vida y uno lee lo que le atrae, lo que le llama la atención, pues en el momento en que leer se convierte en una obligación, creo que  pierde gran parte de su gracia, si no es que toda.

Nunca lo voy a leer, porque el libro tiene 385 páginas, y prefiero gastarme ese tiempo leyendo una novela de mi agrado, en vez de un texto que pretende indicarme qué debo leer. 

Pero no todo esta tan mal con el plan de lectura. La persona que lo escribió presenta cada autor con los nombres de las obras que considera imprescindibles y da un poco de contexto sobre su vida, eso me gustó. 

Alguien lo comenzó a leer y cometió el sacrilegio de doblar la esquina de una página a falta de un separador. Esa persona llego hasta Sófocles (Edipo Rey, Edipo en Colono, Antígona) de quien se cuenta que nació en lo que denominaríamos un barrio residencial de Atenas, en el seno de una familia de clase alta. También que ganó muchos concursos dramáticos y que vivió muchos años, al parecer, así lo dice, feliz. 

Lo hojeo mientras desayuno y, resulta casi obvio, me falta leer a muchos de los autores que menciona. Me llama la atención la presentación de las hermanas Brontë. Cuenta que pasaron la mayor parte de sus vidas en la casa rectoral de Haworth, donde su padre ejercía de párroco, y que su imaginación era lo único con lo que contaban, además de las historias que escuchaban sobre los  comportamientos violentos de las personas del vecindario. 

Antes de ellas está Anthony Trollope, un escritor que no conozco del que me llama la atención los títulos de sus libros, en especial El mundo en que vivimos. Trollope trabajó como empleado subalterno del Servicio de Correo, y debido a su dedicación lo dieron un mejor puesto en Irlanda, donde comenzó a escribir en su tiempo libre. Trollope implementó el buzón de correos, pues antes de él había que acudir a la oficina de correos para enviar una carta.

Me gustan esas introducciones. Pienso que podría acudir al libro cuando decida leer la obra de algún  autor que se encuentre en él. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Un comentario a $300 dos en $500