La mujer con la minifalda se sienta en su escritorio de forma incomoda , otra se pasa la lengua sensualmente por los labios, para quitarse la espuma que quedó en ellos, luego de haberle dado un sorbo a una taza de capuchino; un hombre de pelo corto y bigote mira un mensaje en su celular, frunce el ceño y luego lo guarda en el bolsillo derecho de su pantalón; una señora le pone la mano a un bus que sigue de largo, como si ella fuera un fantasma, y al rato decide parar un taxi; el hombre frita un un huevo en pijama, una pareja que exuda pasión se enjabona mutuamente mientras un fuerte chorro de agua los moja; un mensajero oprime con ansias el botón para llamar el ascensor; aquella mujer, la que sea, apaga la alarma del despertador por segunda vez, porque la realidad le sabe a mierda; el jefe cansado de su dieta pide hamburguesa en vez de pescado a la plancha con verduras; un hombre, otro diferente a los ya mencionados, camina escuchando música y toca un bajo que está hecho de aire; una mujer recién casada se fija en él, un perfecto desconocido para ella, con el que solo se va a cruzar esa vez, pero con el que imagina toda una vida por delante.
Cualquier escena, cualquier cuadro minúsculo que compone nuestras vidas son temas, temas sobre los cuales se podrían escribir novelas, porque todos están repletos de incógnitas, de conflictos escondidos difíciles de ver a primera vista, y solo hace falta que nos fijemos con detenimiento para comenzar a desenredarlos, un arte que los novelistas expertos tienen muy desarrollado.
Podríamos plantearnos, por ejemplo, cualquier tipo de preguntas acerca de la mujer recién casada que mira al hombre que camina y escucha música y con quién imagina toda una relación a futuro ¿Por qué lo hace?, ¿duda de sus sentimientos hacia su marido o es una simple ensoñación? O, por ejemplo, ¿qué decía el mensaje de celular que alteró al hombre?
Temas que, al parecer, son normales, ¿cierto? Pero quién sabe cuánta tensión cargan y qué cantidad de eventos pueden desencadenar. Por eso nos contamos historias de cada una de esas personas, intentamos darle algún orden a la avalancha de información con que nos bombardea el mundo a cada segundo.
“We live entirely, especially if we are writers, by the imposition
of a narrative line upon disparate images, by the “ideas” with which
we have learned to freeze the shifting phantasmagoria which is our actual experience.”
- Joan Didion -
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