miércoles, 4 de marzo de 2020

A mis espaldas

Estamos, mi hermana y yo, en la sala de espera de un consultorio. En esta ocasión me tocó ser el turno 056 al que intento dotar de significado, pero no lo logro y no deja de ser nada más que un frío número.


No entiendo cómo funcionan los turnos. A veces, en una pantalla empotrada en la pared, salen números cercanos al mío y otras veces salen números por encima del 900. Hace rato apareció en la pantalla el 055 y fue como si desde ese momento el sistema de turnos se hubiera estropeado. Parece que va a ser una espera larga.

Saco el libro Amantes y enemigos de Rosa Montero. Tiene una frase en la portada que me gusta mucho: “El amor es una mentira, pero funciona”, siempre que lo voy a leer, repaso la frase y le doy vueltas en mi cabeza, como intentando descifrar su significado. Lo más probable es que no tenga uno, es decir, que cada persona, tanto la escritora como sus lectores, le asignan el sentido y significado que les venga en gana; al final esa es una de las grandes maravillas de la lectura, ¿acaso no?

Leo un cuento en el que un hombre es el sirviente de una mujer ricachona y muy vieja. La anciana le regala un reloj muy fino al hombre, pero en una ocasión en que la está bañando, le entra una gota de agua caliente y este se estropea; el hombre medita sobre esa situación y en medio de eso la vieja se resbala en la bañera y comienza a chapucear para no ahogarse. El hombre decide no hacer nada, y al final la vieja, en un tiro de suerte, logra agarrarse de uno de los bordes de la bañera y salir a flote, mientras repira de forma afanada y tose.

Termino de leer el cuento y cuando voy a comenzar el siguiente, dos señoras se sientan a mis espaldas y comienzan a charlar. Parece que lo hicieran con nosotros por lo cerca que están. Resulta difícil no poner atención a su conversación, que salta de un tema a otro de forma vertiginosa y sin ningún tipo de conexión. En un momento una mujer le está contando a la otra sobre su hijo que estudiaba en un conversatorio y sobre un profesor que tuvo que, según ella, era el mejor trompetista del mundo. Luego de dar el nombre del músico, saca su celular para buscar una de sus presentaciones, como para que su amiga vea que no miente.

Luego de eso habla sobre uno de sus perros que murió hace poco. La mujer cuenta que parece que el animal sabía lo que le iba a ocurrir, porque minutos antes de su muerte, pasó por todos los cuartos de la casa, según ella, despidiéndose de sus amos.

El turno 056 por fin parece en la pantalla, me levanto y dejo a las mujeres atrás con sus historias.

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