Comienzas esta vida siendo expulsado del vientre de tu madre. No recuerdas nada sobre el episodio, pero debió haber sido traumático, ¿cierto? La vida, hasta ese momento, no había sido más que un fluido, una cosa líquida.
Tal vez esa primera experiencia traumática es la que te empuja a vivir como si todo fuera compacto, definido, y pasas el tiempo intentando solidificar tus asuntos para poder agarrarlos y que no se te escapen por entre los dedos.
Pero las cosas nunca tienen una única forma, todo experimenta una metamorfosis constante, incluso tú, nunca eres el mismo, nunca adquieres una identidad total; cambias a cada Segundo, y fluyes de aquí a allá como si nada.
¿Recuerdas esa vez que amaste con todas tus fuerzas?, ¿Cómo te hizo sentir esa persona? La vida era buena en ese momento, ¿cierto? Parecía que todo iba a durar para siempre, y es probable que le hayas dicho a esa persona que si la relación llegaba a terminar nunca la olvidarías, pues siempre ocuparía un lugar en tu corazón, que cursi suena eso ahora, ¿no?. Una vez más intentaste solidificar las cosas, en este caso, el amor.
De todas maneras, continuaste fluyendo como un río, avanzando por la vida a pesar de todas las zancadillas que suele ponerte. Llegas entonces a ese punto en el que crees que lo has comprendido todo, que cada uno de los aspectos de tu vida: una pareja, una Carrera, hijos, diplomas, reconocimiento laboral, lo que sea, cazaron como las piezas de un rompecabezas.
Y sí, parece que tienes todo bajo control, ¿cierto? Y tal vez sea así, pues ¿quién soy yo para negarlo? El problema con las cosas sólidas, llamémoslas cristalizadas, es que se pueden quebrar con facilidad en cualquier momento.
Las tienes en tus manos, pierdes el balance, y escapan de tu agarre, sin importar lo fuerte que las sujetabas, y es ahí cuando te das cuenta que, de pronto, el estado líquido no es tan malo.
No te estoy diciendo cómo debes vivir tu vida, al final tu eres el que está a cargo de ella, así que puedes cristalizar cada pequeño detalle o adoptar un estado líquido. Tal vez, no hay una única respuesta para la existencia, y todo se resume a una eterna dinámica de prueba y error.
Cordialmente.
Tu yo futuro.
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