Hoy, en la mañana, me dieron ganas de escuchar Deep, una de mis canciones preferidas del Ten, junto con Porch. Luego busqué el setlist del concierto en el Simón Bolívar, porque no recordaba si la habían tocado, aunque tenía presente que ese día tocaron casi todo ese disco.
Di con una grabación del concierto entero, que no había visto nunca. La hizo una mujer y tiene buen audio, como si el sonido lo hubieran sacado de la consola. Por las tomas del video parece que estuvo cerca de la banda todo el tiempo.
Eso me recordó la vez del concierto de Aerosmith, en el que estábamos esperando a mi hermana que llegó tarde. Cuando finalmente nos encontramos, nos contó que había quedado en la zona de prensa, muy cerca de los músicos, pero que se había salido, pues que pereza estar sola.
Pero sigamos hablando acerca de Deep. De repente, mientras practicaba batería aérea, experimenté una profunda ligereza, una en la que la alegría y nostalgia parecían estar mezcladas en justa medida y, por un breve momento, sentí ganas de reír y llorar al mismo tiempo.
Fue extraño. Nunca me había sentido así. Parece que fue un momento en el que estaba agradecido con todo, primero por estar vivo y segundo por haber podido presenciar cosas como ese concierto.
Por un segundo pensé que iba a ser un momento de iluminación, en el que uno entiende todo de un solo totazo, pero no. Aquí sigo con los mismos temores y dudas.
Esa sensación de, digamos, euforia, pasó rápido, y me quedé un buen rato repitiendo el intro de la canción, porque me idiotiza la fuerza con la que entran los instrumentos en un mismo instante, y como sobresalen la guitarra y la batería.
Es una lástima que ese día no hayan tocado Once, otra de mis preferidas; canción que, al parecer, si pertenecía al setlist de esa gira, pero decidieron no tocarla, junto con Crazy Mary y Baba O´Riley.
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