jueves, 10 de diciembre de 2020

No usados

Imaginemos que los objetos tienen conciencia, que de alguna forma pueden enjuiciar moralmente la realidad. Bajo ese panorama tienen su propio criterio para distinguir lo bueno de lo malo. 

Pienso en esto por los audífonos que están conectados al computador. La mayor parte del tiempo permanecen ahí. A veces me los pongo en las orejas, como un acto reflejo, y no escucho nada. Son unos audífonos nuevos que venían con un celular, el actual si no estoy mal, y que decidí utilizar porque se me dañaron unos mac que me había regalado  mi hermana; mi único producto Apple. Una vez tuve un iPod mini, pero siempre me pareció engorroso meterle la música y lo dejé de utilizar. Un día decidí prenderlo y ya no funcionaba, en fin. Siempre que me quitaba los audífonos los ponía encima del portátil, pero se resbalaban y estrellaban contra el piso, hasta que un día el derecho dejó de funcionar. 

Aparte de los audífonos que utilizo en el momento, veo otros que también parecen nuevos, junto a los mac que ya no uso. ¿Qué piensan este par de audífonos? ¿Se preguntarán, los que no han salido de su empaque, si nunca los voy a utilizar? ¿Temen, los viejos, que un día decida masacrarlos a punta de tijera? 

Volteo a mirar a mi derecha y en mi biblioteca sobresale el lomo de La chica del Tren, que un día me trajo mi hermana mayor. Ella es una lectora esporádica, de ese tipo que se mete un libro como una línea de cocaína, es decir, un acto decidido y, guardando la proporción del tiempo, corto. 

Creo que no lo voy a leer unca, pues tengo en lista de espera otros libros que me llaman mucho más la atención. ¿Qué pensará ese libro? ¿Que alguien a quien le gusto mucho lo abandonó como si nada y que su actual dueño no da ni un peso por él? ¿Cómo será vivir rodeado de pares que lo miran a uno por encima del hombro? ¿Le harán bullying el resto de libros? ¿Qué le susurrará al oído “Así es como la pierdes”, el libro de Juniot Díaz que está apretujado contra él, desafiando cualquier medida de distanciamento social?. 

Dese usted cuenta, querido lector, que los objetos tampoco la tienen fácil.

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