lunes, 10 de mayo de 2021

La migaja

Los fieles lectores hipotéticos de este blog, ya deben saber que mi escritor favorito es Juan José Millás, al que he citado varias veces acá y en otros lados.

Admiro mucho a Millás, porque me deslumbra su capacidad creativa; la facilidad, como escribí hace unos días, con la que se amputa la realidad y se blinda de ficción y fantasía por todos lados. Esa, creo, es una de las opciones para hacerle frente a todos los absurdos que propone la vida, en fin.

Les hablaba de Millás, de cómo ve pasar una mosca y a partir de ese simple hecho es capaz de escribir una pieza brillante. De hecho la crónica que abre su libro “Vidas al límite”, se titula: “Biografía de una mosca”, y en ella relata la vida y obra de Catalina.

El escritor menciona en el prólogo, que su libro se enfoca en lo ordinario, y no por ello menos peculiar que hay en cada existencia concreta.

Esto, imagino, tiene algo que ver con lo que menciona en su novela La vida a ratos: “En el taller de escritura, hablamos de dónde buscar el significado. Les digo que en la periferia de la realidad. Si no está allí, no está en ningún sitio. De ahí que el escritor no deba mirar nunca donde le dicen que mire”.

Escribo sobre esto, porque miro una migaja de galleta que está encima del escritorio. No sé cuanto tiempo lleva allí. ¿horas, días meses?

Supongo que en su existencia, a pesar de la ausencia de consciencia, hay una historia que espera ser narrada, porque como alguien dijo alguna vez, “la vida es un relato en busca de narrador”.

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