martes, 30 de noviembre de 2021

Extra de una serie coreana

Espero a alguien en un centro comercial. Me siento en una barra exterior de un café Juan Valdez y me pongo a leer. A mi lado derecho una mujer teclea de forma frenética en su portátil y lleva puestos unos audífonos de orejera grandes. Alega con alguien sobre Shopify, y cómo deberían ser las cosas, las de ella, del negocio del que habla, en fin.

Pasados unos minutos, me arqueo hacia atrás porque siento dolor en la espalda. Imagino que se debe a la postura en la que estoy porque la silla no tiene espaldar.

Hay una mesa desocupada, y mientras pienso si ocuparla o no, una mujer con vestimenta elegante, zapatos de tacón negro y un pantalón ajustado, la ocupa. Saca su celular del bolsillo y se pone a darle scroll down como si el mundo se fuera a acabar.

En ese momento entran en escena los actores coreanos. Yo solo soy un extra de relleno, como la mayoría de personas que se encuentran en el lugar.

Son dos y se paran enfrente de mí. Uno de ellos pone su bebida sobre la barra y descarga dos bolsas con compras del lugar. Por lo que alcanzo a ver, están repleta de bolsas de café.

Comienzan a conversar y, claro está, no entiendo ni una palabra de lo que dicen, pero tengo claro que debe ser así, pues en la trama solo soy un un personaje secundario que, se supone, no tiene por que alterar elcurso de la trama de la historia principal.

Mi espalda no da más, decido irme del lugar y dejo a los dos actores coreanos con su animada conversación, y al resto de extras: la mujer enfrascada en su llamada telefónica y a la del celular, con un acompañante que acaba de llegar a su mesa.

Ingreso a otro café, pido un capuchino, y logro conseguir un puesto un sofá largo con espaldar.

Sigo leyendo. Al poco tiempo llega otro actor coreano, se sienta a mi izquierda y no hace nada, pero estoy seguro que no es un extra.

Tiempo después, dos hombres de una empresa de seguridad pasan caminando por el pasillo del centro comercial, uno de ellos lleva agarrada una bolsa de lona negra y el otro va detrás de él, escoltándolo con una escopeta plateada reluciente. Imagino que está así de brillante porque nunca la ha tenido que usar y lo único que puede hacer con ella es limpiarla.

Miro al coreano. Ahora escribe en su celular de forma rápida. Imagino que está hablando con los otros dos y que el mensaje que acaba de enviar tiene algo que ver con los dos hombres que acaban de pasar con bolsas de dinero.

El coreano se levanta y se aleja rápido del lugar.

Sigo leyendo. Imagino que ese es mi papel en esa escena.

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