Son 12 y vienen en un tubo de Cartón paja con una tapa que tiene incorporado un tajalápiz. Me los dieron en una feria de libro para promocionar el Mazda 3 Skyactiv. Eso prueba que en este mundo hipercapitalista, a uno le pueden meter un carro por los ojos cuando lo que se quiere es ver y comprar libros, en fin.
Recuerdo, vagamente, que la mujer que me lo dio era de tez blanca y llevaba una camisa plateada y un pantalón dorado; era un uniforme como espacial. Estaba ubicada en la entrada de un pabellón repartiendo volantes, y si uno le prestaba atención al pequeño discurso que tenía preparado, se llevaba como premio el tubito con los colores; así casi siempre funcionamos, con una recompensa al final.
Justo después, cuando empecé a recorrer el pabellón, me dieron un separador. Era negro y, en letras blancas, tenía una cita de Rayuela:
"Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y
entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez
más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí,
se superponen y los cíclopes se miran, respirando
confundidos, las bocas se encuentran y luchan
tibiamente, mordiéndose los labios, apoyando apenas
la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde
el aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio."
Después de leerlo pensé en dos cosas: que en algún momento de mi vida quiero llegar a escribir algo tan potente y lo otro, que tenía que leer esa Novela.
Me prometí hacerlo ese año, pero al final no lo hice, y esa lectura solo me encontró cuando mi hermana me regalo una versión conmemorativa de la novela, que había comprado por puro capricho, pero que nunca leyó.
Nunca utilicé los colores y siguen con la punta intacta. Si utilice la novela, pero ahora está igual de archivada que los colores.
Uno debería regalar lo que no utiliza, como los libros ya leídos.