La funcionaria del banco le indica a una clienta que ponga el dedo de la mitad en el aparato que registra la huella dactilar.
Escucho la frase y por un segundo pienso que la mano debería tener 6 dedos, para poder llamar a uno el de la mitad, pero está claro que el dedo 2.5 recibe ese nombre, porque tiene dos dedos a cada uno de sus lados, en fin, a veces dedico mi tiempo a pensar cosas absurdas.
La mujer del dedo medio ahora le dice a la funcionaria que si quiere no cosa unos papeles, o mejor si, o solo si quiere, bueno que la verdad imagina que ya es algo que ella hace de forma inconsciente por ser parte de su trabajo, una actividad más de su día a día, tan natural como respirar o caminar, Al final concluye: “Mejor si cóselo, así sabes que haces bien tu trabajo”.
"¡AYYY pero que bonito!", dice ahora una señora que hace fila en la caja y su frase me saca de mi cabeza.
Volteo a mirar qué es lo que le parece bonito dentro de un banco, un sitio, a mi parecer, frio y aburridor, y la señora se refiere a un perrito blanco y pequeño, de esos que ladran como si su vida dependiera de ello.
"De bonito no tiene nada señora, esos perros son un fastidio", pienso
"Mire tan bonitos los zapatos que tiene", le dice la señora a su hija.
"Qué qué?", me pregunto y bajo más la mirada para comprobar lo que dice.
Efectivamente el perrito lleva en sus patas una especie de baletas negras, pero por la forma de sus extremidades, parece como si llevara puestos cuatro tacones diminutos.
El animal parece darse cuenta de que le están hablando acerca de él y de sus zapatos y comienza a ladrar. La dueña lo alza y le murmulla algo cerca de sus orejas.
Ya ven, un perrito con zapatos. Es extraño este mundo.
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