El lenguaje sin puntuación quedaría cojo. En este momento estoy leyendo la novela - El Mundo - de Juan José Millás quien cada vez se perfila más a ser mi escritor favorito. Me agrada mucho todo el respeto y cariño que le tiene al idioma.
La novela es una historía de su vida. En cierto momento de la narración, cuenta como se sintió atraído por María Jose, hermana del Vitaminas (nombre irónico dado por los niños de la calle donde vivían, a otro que tenía una afección cardiaca). Por su forma de vestir María Jose parecía un fantasma, y captar su presencia tanto como su atención era algo dificil.
Millás por fin toma valor para comenzar a conversar con ella; hasta que un día la muy miserable o sincera le dice: "Tu no eres interesante para mí"
El fragmento que copio a continuación me pareció completamente brillante:
"Tu no eres interesante para mí. En una de las miles de veces que repetí la frase, reconstruyendo la situación para ver si le encontraba una salida, pensé que entre el <<tu no eres interesante>> y el <<para mí>>había habido una pequeña pausa, una cesura, que dejaba una vía de escape, Quiza había dicho: <<Tú no eres interesante, para mí.>> La coma entre el <<interesante>> y el <<para>> venía a significar que podía ser interesante para otros, incluso para el mundo en general. Era la primera vez que le encontraba utilidad práctica a un signo ortográfico, la primera vez que le encontraba sentido a la gramática. Quizá al colocar aquella coma perpetré un acto fundacional, quizá me hice escritor en ese instante. Tal vez descubrimos la literatura en el mismo acto de fallecer."
Juan José Millás
- El mundo -
Es demasiado interesante, hasta mágico, ver todo lo que puede hacer un signo de puntuación. A la larga muchas veces dan sentido a un arrume de palabras puestas una detrás de otra.
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