Alguna vez, en uno de mis tanto procesos de procastinación en internet a lo largo del día, di con la canción Volcanoes de Damien Rice. Recuerdo que una de las primeras razones para ver el video fue Lisa Hannigan, quién me pareció la mujer más linda del planeta.
Luego de mirarla como un tarado y soñar en tener algo con una mujer similar algún día, le puse atención a la melodía de la canción y su letra. Esta a mí me cuenta (digo a mí, porque una canción tiene, por poco, tantas interpretaciones como seres humanos en la tierra) la historia de una relación, bien sea de amantes, novios, esposos, amigovios, etc. donde uno lo da todo por el otro, que no siente nada por el primero:
"Lo que yo soy para ti no es real
Lo que yo soy para ti, tú no lo necesitas
Lo que yo soy para ti no es lo que tú significas para mí
tú me das millas y millas de montañas
y todo lo que yo pido es mar"
- Volcanes -
¿Cómo no sentirse identificado si todos alguna vez hemos jugado alguno de esos papeles? Además de eso, la melodía de la canción, su ritmo y la dinámica de los cantantes, no sé exactamente por qué me tocan fibras sensibles y me hacen sentir algo de nostalgia.
En su charla TED, el músico Benjamin Zander Enseña como identificar la belleza de la música clásica, y el por qué en ocasiones nos afectan emocionalmente los impulsos y progresión de acordes de ciertas melodías; no sé, tal vez eso es lo que me pasa con Volcanoes.
Lo ideal, en una relación, sería que los sentimientos de las dos partes hicieran erupción al mismo tiempo y que esta fuera una constante, pero la mayoría de veces no ocurre así.
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