Una de las mayores ventajas que presentan las historias es que cuando alguna nos engancha, filtramos los detalles que esta nos da con nuestras propias experiencias y recuerdos; de ahí que logren generarnos fuertes emociones.
Hoy leí una historia y me acorde de esa ocasión en que mi dealer de perros calientes me dio una muestra de lo que es el servicio al cliente. A veces me ataca un fuerte episodio de hambre cuando llego de madrugada a la casa. No sé por qué, pero el hambre a esas horas parece algo de otro mundo, y resulta mucho más violenta si se ha consumido licor.
Un día me paso eso, y entonces llamé al dealer a su celular pero me contesto otra persona, Esta me dijo que le podía hacer el pedido y que él luego le decía al mensajero cual era. Pedí entonces lo de siempre, un combo perro, y a la media hora el hotdog-dealer llegó a mí casa con el pedido.
Me entregó el paquete en el cual sólo venía el perro y la gaseosa. Le pregunte que si se había comido las papas en el camino, sonrió y me pregunto "¿Lo pidió en combo?". Le contesté que sí e intenté hacer un gesto de "Me extraña la pregunta" que creo no capto.
Me dijo, "Hermano que pena, deme 15 minutos y le traigo las papas". Cerré la puerta, y más o menos a los 20 minutos volvió a timbrar. Me había conseguido las papas, pero las había comprado en El Corral. no sé a esa hora a cual habrá ido para conseguirlas, pero queda claro que mi hotdog-dealer tiene si sabe que significa el servicio al cliente.
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