Ayer mientras caminaba, llego a mi cabeza la frase "Confussion is my middle name" de la canción Funky Monks. Confusión es un nombre que perfectamente le podría aplicar a cualquier persona, pues el caos del mundo y las angustias de nuestro día a día cada vez nos empujan más hacia ese territorio.
Siempre queremos mostrarnos como si lo tuviéramos todo bajo control, como si nuestra vida fuera una película o serie de televisión llena de pajaritos y florecitas, repleta de puros eventos afortunados y en la cual somos completamente felices; una vida sin tachones o errores.
Estar confundidos, no tener ni la más mínima idea de qué hacer o cuál es el paso a seguir no tiene nada de malo. De hecho en esas nos la pasamos sino que somos muy buenos al momento de disimular e improvisar.
A veces, cuando la confusión se establece como segundo nombre, quedarnos quietos es lo mejor que podemos hacer, aunque sea una acción totalmente castigada por el mundo eficiente y productivo en el que vivimos inmersos . Quedarnos quietos, sin sobreanalizar la situación; solo observarla, experimentarla y ya. A todos nos hace falta dominar el arte de hacer nada y aprender a abrazar a la confusión.
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