La palabra "cosa" es peligrosa. Peligrosa porque es todo y nada a la vez. A todo le podemos llamar "cosa", incluso la nada viene a ser una cosa. Una de las definiciones que da la Rae, evidencia lo ambiguo que es su significado: "Lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, concreta,abstracta o virtual." Nada se le escapa. Todo en nuestras vidas es, si me permite decirlo estimado lector, una cuestion de coseidad.
Alguien me pregunto hoy que si creo en ese bálsamo motivacional de: "Las cosas pasan por algo". La frase de entrada evidencia un problema, es una cosa, entonces puede ser lo que se le de la gana, pero es tan perfecta como la palabra vieleicht (Tal vez) para un primerizo en el idioma alemán.
Una vez, en un curso de ese idioma, la salida más fácil a cualquier tipo de pregunta que a uno le hicieran y que no entendia, era responder con esa palabra, claro está cuando la pregunta aplica, es decir, no hay forma de responder eso cuando a uno le preguntan: "¿cuantos años tiene?", por ejemplo.
A Cualquier evento, situación, cosa que le pase a uno, y si uno pregunta ¿por qué me paso eso?, que nos respondan: "Las cosas pasan por algo", aplica completamente, independiente si se experimentó una tragedia o algo bueno; pero es tan peligrosa como la palabra "cosa", pues anestesia, es decir, permite que la vida nos lleve a punta de trancazos, pues ¿qué importa lo que sea que nos pase,si las cosas pasan por algo?.
Una vez le leí a Millás una de las mejores opiniones que me he encontrado sobre la frase: "Claro que las cosas pasan por algo, algo que uno hizo o dejó de hacer".
Está claro que las cosas pasan por algo; el truco, creo yo, está en no obsesionarnos con ese algo, que probablemente hace parte del otro lado.
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