No sé quién cuenta esto, bueno o si, seguro un narrador, pero ¿quién o qué es eso?, imposible saberlo. Hoy pensé en este tema apenas me desperté.
Siempre ese yo de la primera persona un poco mezquino, algo creído y autoritario, que habla con propiedad y que se atreve a narrar algo. A veces creo que eso de la primera persona se refiere a ser el pionero, el primero en hablar, más no a la voz narrativa, pero ¿quién soy yo para saber algo?
Atropellemos estas palabras y que, por su culpa, se cometa el “error” de cambiar de voz. Es él sobre quien cuentan algo, un él sin nombre, una tercera persona involucrada; Él imagina que, en su caso, el escrito tiene esa voz, porque la primera es él, aquel sobre el que se cuenta algo, la segunda el lector, y la tercera el narrador, pero igual que en el caso de la primera, no lo sabe, siente muy raro todo ese tema del narrador y, pues mucho más, definirlo y tratar de explicárselo a alguien.
Lees esto, pero no sabes de que trata o si te va a servir, no quieres desperdiciar ni un segundo de tu vida, quieres ser el primero, alejarte del tercer puesto, pero te tocó conformarte con el segundo, la segunda persona, aquel en el qué narrador, personaje y lector se entrelazan de misteriosa manera y no sabes quién es quién.
El otro día en una reunión, dijiste que el narrador existe en cualquier texto, incluso en la más simple noticia del periódico, pero alguien refuto tú teoría y te dijo que no, que eso es imposible, que solo la literatura cuenta con él, que es imposible hallarlo en otros textos: un E-mail, las instrucciones para armar un mueble, la guía de televisión, etc.
Igual, ¿qué importa? Por ahí voy, vas, va; vamos narrándonos, muchas veces sin darnos cuenta.
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