Una teoría dice que existen millones de universos paralelos en los que existimos, pero llevamos vidas completamente diferentes, y que estos se crean, en aquellos momentos en los que debemos tomar una decisión, la que sea.
Suponga usted, estimado lector, que siempre lleva almuerzo a la oficina, y trata de comer lo más saludable posible. Un día olvida llevarlo; uno de esos días en los que la mente se ocupa con mil temas antes de salir de la casa y, a pesar de que el almuerzo con brócoli y habichuela hervida, y una porción de arroz del tamaño del puño de la mano, está listo y a plena vista, en el mueble que queda al lado de la puerta, ahí se queda olvidado el por el resto del día.
Ese día, llamémoslo el del almuerzo sin dueño, es uno de mucho trabajo en el que no se come nada en toda la mañana, y a la hora del almuerzo uno siente que es capaz de comerse una vaca entera.
El lugar al que se va almorzar tiene muchas opciones de comida saludable y chatarra. La mayoría de las personas escogen opciones del segundo grupo,y uno, que intenta llevar la cuenta de las calorías que consume en cada comida y con el brócoli en mente, piensa pedir una ensalada.
Antes de llegar a hablar con la cajera, uno decide que la comida saludable se puede ir a la porra, y pide una hamburguesa doble carne, con papas agrandadas y malteada de fresa. Es ahí cuando se crea un universo paralelo.
Imagino que en ese un universo la comida chatarra es la que manda la parada, y es también uno en el que nadie medita, ni práctica alguna terapia new age o algo por el estilo; un lugar donde reina una especie de anarquía espiritual.
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