martes, 16 de agosto de 2022

Nada tiene sentido

Si no estoy mal creo que fue L, cuando trabajábamos en esa oficina que quedaba cerca a la primera sede de la librería de Prólogo, la que me hablo sobre Nada, la novela de la escritora danesa Janne Teller.

Cuenta la historia de Pierre Anthon, un niño que un buen día descubre que la vida no tiene sentido, algo que tardó  85 años en descubrir el escrito Sándor Márai:

“Las palabras Dios, piedad, misericordia; todo lo que han dicho
los curas y los filósofos es una completa mentira.
No existe un «propósito» ni un «sentido». Sólo existen los hechos descarnados.
Todo es un asco.”
– Diarios, Sándor Márai–

Si Márai estaba así de envenenado o decepcionado de todo, creo que era porque ya había o estaba a punto de perder a su esposa, el amor de su vida.

“Durante sesenta y dos años todo se lo he leído 
primero a ella, todos los escritos. Ya no tengo a quién hacerlo. 
La expresión escrita ha perdido todo atractivo para mí. 
Si ella se va, debo seguirla sin algaradas, sin hacer ruido”
– Diarios, Sándor Márai–

Son unos diarios bellísimos, fuertes, sinceros, pero bellísimos. Léanlos, en fin, sigamos hablando de Pierre.

Anthon le argumenta a sus compañeros de escuela porque este cuento de la vida es tan fofo. Ellos intentan demostrarle lo contrario reuniendo objetos que le dan sentido a sus vidas, y se dan cuenta de que solo al perder algo se aprecia su valor.

Solo me acuerdo de que a Anthon le valía cinco todo, pero la trama, como muchas otras se me esfumó de mí cabeza. Eso que les conté en el párrafo anterior lo fusilé de la descripción de la novela en Goodreads.

A veces le echo cabeza al tema y en ocasiones llego a la conclusión de que sí, que a la larga todo es como un gran circo y al final vamos para la tumba ¿y qué?, ¿para qué tanto esfuerzo? ¿para qué tantas preocupaciones?

Como decía un comediante gringo que vi alguna vez, somos más de 7000 mil millones de personas atrapadas en una roca gigante que flota en medio del espacio, ¿y eso qué o qué?

Recuerdo que una vez le comentaba esto a un amigo y me dijo : “hermano, uno no puede ser tan nihilista” Como no sabía bien que significaba serlo, me quedé callado e hice mi mejor cara de nada, pero suponía que tenía que ver con ser vale huevista.

Luego, en una búsqueda rápida, comprendí que era alguien considerado un seguidor de la corriente filosófica del nihilismo que, a grandes rasgos, consiste en negar la existencia y el valor de todas las cosas.

La verdad no creo pertenecer a tal corriente o a tal otra, porque en el momento en que uno se define por algún “ismo” queda a merced del fanatismo, y ahí si se lo llevó el putas.

Dicho esto, creo que al más mínimo indicio de existencialismo, lo mejor es pensar en nada para no amargarse la existencia.

“¡Si no existe nada que importe, no hay nada por lo que enfadarse!
¡ Y si no existe nada por lo que enfadarse tampoco existe nada por lo que pelearse!” 
–Nada

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