Me llega un email de una inmobiliaria.
Me dicen que la factura y el XML se encuentran como archivos adjuntos al final del correo, y que para aceptar o rechazar la factura puedo hacer clic en un enlace que me lleva a un pdf.
Tiene toda la pinta de ser un virus o una estafa para robar datos así que pienso: “Hará clic su madre”, y borro el correo.
No recuerdo haber echo ningún negocio con esa inmobiliaria. Otras veces me llegan facturas de un servicio de televisión por cable de un argentino que debe tener un email similar al mío y que siempre lo está debiendo. En fin, imagino que en medio de lo inteligente y poderoso que es internet, también se le cruzan los cables y terminan pasando cosas de ese estilo, o puede ser que sea verdad eso de que uno tiene dobles regados por todo el mundo.
En uno de sus cuentos, Ribeyro dice que todos tenemos un doble que vive en las antípodas, ese lugar diametralmente opuesto a otro, pero que encontrarlos es muy difícil porque siempre tienden a efectuar un movimiento contrario.
Asocio todo esto, quizá a las malas, con un aviso de neón color cereza, que vi en una tienda de, cosméticos en un centro comercial: “La belleza depende de que seas tú misma”.
¿Qué carajos es ser uno mismo? Se podría suponer que consiste en no ser otro, ser irrepetible, distinto a los demás, en fin, pero a veces la vida es lo suficientemente agobiante con el rollo de ser, y que pereza tener que sumarle una capa adicional. Es decir, uno es y ya, mismo, diferente, igual, repetido, como sea.
Además, con esto de los dobles, no hay forma alguna de ser uno mismo, pues ya hay alguien idéntico, pero que hace las cosas al revés.
Ex extraño este mundo.
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