En enero de 2020 fue la última vez que asistí al Hay festival de Cartagena, justo antes de que empezara la locura del Covid. Me imagino que el virus ya estaba en la ciudad por la cantidad de extranjeros que la visitan, pero todos andábamos tranquilos porque era una cosa lejana, un problema de los chinos, en fin, que me desvío del tema.
Ese año la figura principal del festival fue la escritora canadiense Margaret Atwood. Su charla tuvo lugar en el centro de convenciones y cuando el lugar estaba lleno, antes de que ella subiera al escenario, varias mujeres, a modo de performance, ingresaron al auditorio vestidas con el disfraz del Cuento de la Criada: vestidos largos de color rojo más una cofia blanca.
Al final de la charla alguien le preguntó si su novela los Testamentos era una continuación del Cuento de la Criada. La escritora respondió que no, porque el personaje de Offred, la protagonista del Cuento de la Criada, no podía ser el mismo que había escrito en un principio, pues de alguna forma este había cambiado y evolucionado y que por eso no consideraba esa novela como una continuación.
Desde que inició la ronda de preguntas yo levanté la mano, y mientras la escritora respondía las dudas de las personas, traduje mi pregunta al inglés en mi cabeza para no hacerme un ocho al momento de formularla. Después de un par de minutos, creí tenerla lista. Solo necesitaba que el moderador me diera la palabra, pero el hombre decidió ignorarme y le dio la palabra a una mujer hizo una pregunta de unos 10 minutos, llena de opiniones personales, y que copó todo el tiempo restante de la ronda de preguntas.
Mi pregunta, tengo claro, no era nada del otro mundo. Solo quería saber si de las novelas que ha escrito, el Cuento de la Criada es la que más le gusta o que si otra es su favorita.
Días antes había investigado qué novelas de esa autora se deberían leer y por todos lados me salía que el Asesino Ciego es una obra de arte. Finalmente me quedé sin saber cuál es su novela favorita y me compré el Asesino Ciego a la ciega, valga la redundancia, pero no me gustó y abandoné esa lectura después de un par de días de haberla comenzado.
De todos modos, aunque Atwood me hubiera dicho que otra novela es su favorita, eso no garantiza que me hubiera gustado.
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