martes, 6 de abril de 2021

El paso del tiempo

Se podrían escribir miles de libros sobre el tiempo, textos amplios y detallados que intentarían descifrar qué es y por qué nos raya tanto la cabeza.

Imagino que una de las razones es que su paso nos acerca al futuro, aquella zona indescifrable de nuestra existencia, repleta de incertidumbre, con la que también nos hacemos un lío.

Supongo que de ese conflicto tan berraco que tenemos con el tiempo, y que existirá por los siglos de los siglos, amén, basó el budismo su teoría de anclarse al presente.

Pero no voy a ser yo uno de los que se dedique a desmenuzar el concepto del tiempo. Solo vengo a hablarles de cómo se contrae y se expande a su antojo, es decir, cómo las unidades básicas que utilizamos para medirlo: segundos, minutos y horas cambian a su antojo y mutan de la una a la otra como si nada.

Me di cuenta de esto el otro día que me desperté y decidí hacer pereza. Apenas sonó la chicharra —excelente palabra esta—, que tengo configurada en el celular, y después de apagarla pensé: “Voy a perecear 5 minutos”, y programé una alarma nueva para eso.

No sé por qué creí que esos cinco minutos iban a brindarme más descanso, si estaban acompañados de la angustia que produce saber que dentro de poco va a sonar la alarma.

El punto es qué, apenas la configuré cerré los ojos y sonó en cuestión de segundos. Miré el reloj y eran las y 37. En ese momento pensé: “voy a descansar hasta las y 40 como Dios manda, expresión que, si uno se fija bien, entra en conflicto con la de “ al que madruga dios le ayuda”, en fin.

Esta vez no programé alarma, pues me parecía ridículo hacerlo solo para tres minutos, pero cerré los ojos y sentí que pasaron 20 minutos; incluso en un momento tomé el celular par ver qué horas eran. Cuando hice eso, el reloj marcaba las y 48; hasta ese momento habían pasado 10 minutos.

Finalmente, por miedo a quedarme dormido de nuevo me levanté a las y 49.

Con base a esa experiencia es que afirmo que el tiempo pasa a su antojo, mientras nosotros creemos que lo podemos medir.

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