miércoles, 22 de enero de 2025

Así son las cosas

El narrador cámara Es uno en tercera persona que, creo, a veces utilizo sin proponérmelo. La persona que narra solo observa lo que ocurre y no participa en los hechos narrados. Es solo un simple espectador de la escena y describe lo que está pasando. Se diferencia de ese narrador omnisciente nivel dios porque no entra en la cabeza de ningún personaje.

Me gusta porque es pura acción sin acotaciones o frases ingeniosas. Se asemeja mucho a una obra de teatro y no incluye los pensamientos del narrador o los personajes que, a veces, entorpecen la historia.

Tiene que ver mucho con lo que dice Millás en Vidas al límite, su libro de crónicas: “Tantos años de oficio y aún no había aprendido que escribir consiste en ser capaz de ver lo que tienes delante de las narices.”

Sin embargo es muy jodido sostenerlo a lo largo de una narración porque se supone que un texto necesita de pensamientos y reflexiones.

Esto también me recuerda otra cita de La vida a ratos, el diario novelado de Millás: “Decir lo que se dice exige una precisión de microcirugía casi imposible de lograr, pues donde menos lo esperas salta la metáfora.”

Hasta aquí llevo míseras 195 palabras. Eso me pasa por ponerme en modo profesor en vez de utilizar el narrador cámara. Podría haberles contado que hoy en la tarde bajé a la tienda del edificio de oficinas que queda al frente y de camino a la portería vi dos niñas con su uniforme de colegio que acababan de bajarse del bus y reían de forma desaforada.  Luego les podría ahber contado que cuando llegué a la tienda la señora que la atiende me saludo con el típico: “buenas vecino”, mientras un televisor empotrado en la pared transmitía un programa de concursos.

Les habría podido contar eso con el narrador cámara, pero lo que salió fue lo otro. Así son las cosas.